Me carga cada vez más la manera prosaica de celebrar estas fiestas de diciembre y enero, entre otras cosas porque con la edad uno se vuelve más frugal, y me resulta imposible digerir la cantidad de comidas "obligadas" que se supone hemos de hacer con profusión pantagruélica de manjares, que nos llevan a repetir menú -comiendo de sobras- semanas y semanas, así que procuro ceñirme a lo esencial: Su contenido religioso, que es lo que yo celebro. Navidad, Santa María - Año Nuevo, Epifanía. No obstante, en esa celebración cabe también la reunión familiar, en Nochebuena, y la que nos congregará el día de Reyes a toda la familia. Son momentos de anclaje de las relaciones familiares que hay que vivir a lo largo de todo el año. Bien es verdad que en mi familia no necesitamos llegar a estas fechas, porque buscamos -con ocasión o sin ella- la forma de reunirnos periódicamente en torno a la mesa y a la larga sobremesa. Estos días traen también la ocasión para el encuentro sereno c
¡¡Cómo se nota que ya has vuelto del Norte!! Jajajaja Para ver de nuevo la lluvia vas a tener que esperar por lo menos hasta octubre.
ResponderEliminarPor cierto ¿Me has traido un regalito? Jajajaja
Besos
Impresionante canción. Si no me equivoco forma parte de la banda sonora de El diario de Noa, una película preciosa que os recomiendo.
ResponderEliminarSin lluvia... Un día sin oración es tan infecundo como un día sin lluvia. Ando preocupado por una hermana en la fe que dio ayer a luz, mediante cesárea, y la criatura trae problema cerebral producido en el parto. Que vuestra oración sea lluvia fértil. Gracias.
ResponderEliminarIntentaremos que lo sea, Francisco. Las mias de hoy irán destinadas a ese bebé.
Eliminaresta noche cuando este rezando, me acordare de el bebe, todas mis fuerzas serán para ello.
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