No nos gusta hablar de conversión. Casi instintivamente pensamos en algo triste, penoso, muy unido a la penitencia, la mortificación y el ascetismo. Un esfuerzo casi imposible para el que no nos sentimos ya con humor ni con fuerzas. Sin embargo, si nos detenemos ante el mensaje de Jesús, escuchamos, antes que nada, una llamada alentadora para cambiar nuestro corazón y aprender a vivir de una manera más humana, porque Dios está cerca y quiere sanar nuestra vida. La conversión de la que habla Jesús no es algo forzado. Es un cambio que va creciendo en nosotros a medida que vamos cayendo en la cuenta de que Dios es alguien que quiere hacer nuestra vida más humana y feliz. Porque convertirse no es, antes que nada, intentar hacerlo todo mejor, sino sabernos encontrar por ese Dios que nos quiere mejores y más humanos. No se trata solo de “hacerse buena persona”, sino de volver a aquel que es bueno con nosotros. Por eso, la conversión no es algo triste, sino el descubrimiento de la verdadera a...
Puede ser no, es, mereció la pena esperar a oír estos compases. ¡Feliz descanso!
ResponderEliminarYo es que, aunque ahora espero... tal y como dan las 12 me voy como un cohete a la cama. Si escuchase esta música que tanto me gusta, lo mismo me relajaba, pero lo mismo le pillaba una mania tremenda porque estoy tan cansada que solo quiero dormir. Asi que seguiré utilizándola para mi despertar.
ResponderEliminarBuen día para los dos. Besos