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Mostrando entradas de marzo, 2015

Ave María, de Verdi

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Ave María, de Gounod

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PREGÓN AL INICIO DE LA SEMANA SANTA

Éste es el tiempo de la historia, de la historia pura y dura que sucede cada día a todas horas; de la pasión de Dios desbordada sobre nosotros y las realidades humanas que gritan y mueren machacadas. Éste es tiempo de muerte y vida, de salvación a manos llenas; del nosotros compartido, del todos o ninguno; de gestos que destilan esperanza y del silencio respetuoso y contemplativo. Tiempo de amor, tiempo de clamor; tiempo concentrado, tiempo no adulterado; tiempo santo, humano y divino, para sorberlo hasta la última gota; tiempo en el que Dios nos toma la delantera y nos ofrece la vida a manos llenas. Tiempo de fidelidad y Nueva Alianza por encima de lo que sabemos, queremos, soñamos y podemos. Es el tiempo de todos los que han perdido, de los que han sufrido o malvivido, y de los que se han dado sin medida a su ejemplo. Es el tiempo de la memoria subversiva, de Dios haciendo justicia en el templo y en la historia y dándonos su espíritu y vida. ¡Es Semana

Sinfonía nº 1 de Brahms

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Orar desde el mundo obrero. Domingo de Ramos

EL GESTO SUPREMO

Domingo de Ramos - B (Marcos 14,1-15,47) 29 de marzo 2015 José Antonio Pagola Jesús contó con la posibilidad de un final violento. No era un ingenuo. Sabía a qué se exponía si seguía insistiendo en el proyecto del reino de Dios. Era imposible buscar con tanta radicalidad una vida digna para los «pobres» y los «pecadores», sin provocar la reacción de aquellos a los que no interesaba cambio alguno. Ciertamente, Jesús no es un suicida. No busca la crucifixión. Nunca quiso el sufrimiento ni para los demás ni para él. Toda su vida se había dedicado a combatirlo allí donde lo encontraba: en la enfermedad, en las injusticias, en el pecado o en la desesperanza. Por eso no corre ahora tras la muerte, pero tampoco se echa atrás. Seguirá acogiendo a pecadores y excluidos aunque su actuación irrite en el templo. Si terminan condenándolo, morirá también él como un delincuente y excluido, pero su muerte confirmará lo que ha sido su vida entera: confianza total en un Dios que no excluy

Garufa

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¿Qué queda? Domingo de Ramos

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Pachamama

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Samba de una sola nota

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Abdullah Ibrahim

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El viento

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Semilla enterrada

¿Cómo enterrar los sueños, los deseos, las metas, en la tierra de lo concreto, donde acaso nada brote? ¿Cómo sepultar la voz que lucha por hacerse oír? ¿Cómo encarnar, sin sucumbir al miedo, verbos difíciles que hablan de renuncia, de sacrificio, de entrega? ¿Cómo cargar con la cruz ingrata, austera, desnuda que a veces te sepulta bajo su peso insoportable? Pero Tú vuelves fecundo el suelo antes estéril. Contigo y a tu manera, echan raíz las historias enterradas, y brota un árbol frondoso, cuyos frutos saciarán mil hambres. Tu Verbo habla de amor, de encuentro, de una alianza indestructible Y, aunque no siempre se vea, los crucificados dejarán las cruces, vencedores, al fin, en esa batalla que es la vida. José Mª Rodríguez Olaizola, sj

Te quiero Porgy

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En la calle del delfín verde

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Contigo a nuestro lado...

Señor, todo nos invita a triunfar, a ganar; a aprovecharnos, a no ser tontos… Y tú, Señor, nos recomiendas que perdamos la vida. Señor, enséñanos a perder el poder, el prestigio, la imagen, las mil cosas que acaparamos. Enséñanos a renacer a la sencillez, a la escucha atenta a la vida del otro, a que nos duela todo dolor de los hermanos, a mostrarnos pequeños y frágiles, como somos, a compartir las dudas, los miedos y fracasos. Ayúdanos, Señor, a dar la vida, el tiempo, las cosas, y a dar nuestras personas. En tus manos estamos, haz de nosotros lo que quieras... Contigo a nuestro lado... ya no necesitamos ganar.

¡Sorpréndete! 5º domingo de Cuaresma

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Sinfonía nº 4 de Sibelius

5º domingo de Cuaresma. Orar desde el mundo obrero

ATRAÍDOS POR EL CRUCIFICADO

5 Cuaresma - B (Juan 3,14-21) 22 de marzo 2015 José Antonio Pagola Un grupo de «griegos», probablemente paganos, se acercan a los discípulos con una petición admirable: «Queremos ver a Jesús». Cuando se lo comunican, Jesús responde con un discurso vibrante en el que resume el sentido profundo de su vida. Ha llegado la hora. Todos, judíos y griegos, podrán captar muy pronto el misterio que se encierra en su vida y en su muerte: «Cuando yo sea elevado sobre la tierra, atraeré a todos hacia mí». Cuando Jesús sea alzado a una cruz y aparezca crucificado sobre el Gólgota, todos podrán conocer el amor insondable de Dios, se darán cuenta de que Dios es amor y solo amor para todo ser humano. Se sentirán atraídos por el Crucificado. En él descubrirán la manifestación suprema del Misterio de Dios. Para ello se necesita, desde luego, algo más que haber oído hablar de la doctrina de la redención. Algo más que asistir a algún acto religioso de la Semana Santa. Hemos de centrar nuestr

Sinfonía Fantástica, de Berlioz

Agua y cuenco

Nana

Tierra Sagrada

En la calle del delfín verde

Con una canción en mi corazón

Orar desde el mundo obrero. Cuarto domingo de Cuaresma

¡Tanto ama Dios al mundo!

Más de lo que podemos soñar y desear, más de lo que podemos anhelar y esperar, nos amas Tú. Más de lo que nadie nos ha amado y amará, más de lo que somos capaces de amar, nos amas Tú. Nuestra vida, desde el vientre materno, es una historia de amor que penetra y fecunda todos los rincones de nuestro ser haciéndonos vivir, crecer y madurar a ritmo de más humanidad. Y, día a día, el manantial de tu amor se desborda y riega nuestro espíritu, nuestros sueños y proyectos, nuestros sentidos y tiempo, manteniéndonos lúcidos en la travesía del desierto. La creación entera siente tu amor y, a veces, gime y, otras, canta agradecida porque en sus dolores de parto se siente acompañada y realizada, con luz en su horizonte y esperanza renovada en tus brazos. Las cruces que encontramos en el camino, a lo largo de las estaciones y años, nos ofrecen luz y vida, nos liberan de cárceles y condenas, de desengaños y tinieblas, porque Tú estás en ellas. Tanto nos amas Tú q

La luz no engaña. Cuarto domingo de Cuaresma

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Cuando desees una estrella

DIOS AMA EL MUNDO

4 Cuaresma - B (Juan 3,14-21) 15 de marzo 2015 José Antonio Pagola No es una frase más. Palabras que se podrían eliminar del Evangelio, sin que nada importante cambiara. Es la afirmación que recoge el núcleo esencial de la fe cristiana. «Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único». Este amor de Dios es el origen y el fundamento de nuestra esperanza. «Dios ama el mundo». Lo ama tal como es. Inacabado e incierto. Lleno de conflictos y contradicciones. Capaz de lo mejor y de lo peor. Este mundo no recorre su camino solo, perdido y desamparado. Dios lo envuelve con su amor por los cuatro costados. Esto tiene consecuencias de la máxima importancia. Jesús es, antes que nada, el «regalo» que Dios ha hecho al mundo, no solo a los cristianos. Los investigadores pueden discutir sin fin sobre muchos aspectos de su figura histórica. Los teólogos pueden seguir desarrollando sus teorías más ingeniosas. Solo quien se acerca a Jesucristo como el gran regalo de Dios, puede ir de

La culpa es de mi juventud

Concierto para violín de Tchaikovsky

¡El concierto!

Sinfonía nº 3 de Saint Saëns

Anda, levántate y anda

Cuenta conmigo

Hoy es 8 de marzo

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Oración

Orar desde el mundo obrero, tercera semana de Cuaresma

Gratuidad que reúne. Domingo 3º de Cuaresma

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Y AL ENTRAR EN EL TEMPLO...

Demasiados monseñores y excelentísimas, demasiados vicarios y reverendísimas para ser espacio de igualdad y libertad; ¡ y cuántos padres para vivir en fraternidad, cuando Tú nos dijiste que sólo aceptáramos y llamáramos así a quien hace salir para todos el sol y nos da gratuitamente su ternura y amor ! Demasiados títulos, honores y poderes, demasiadas intrigas, prebendas e intereses para ser casa solariega familiar; ¡ y cuántos códigos, normas y leyes, burocracia, papeles e imposiciones para ser posada de abrazos y acogida para quienes andan necesitados ! Un espacio abierto que se amuralla, un oasis que ya no atrae ni serena, un refugio que cierra sus puertas y ventanas, una barca para náufragos que anda a la deriva, una casa solariega que exige reserva, una viña con lagar que no alegra... ¡ ya no es lugar de Dios ni de oración ! Yo quiero una Iglesia en la que se pueda respirar, que tenga pastores que huelan a oveja, que acoja y defienda a emigrantes y sin pa

El corazón al lado de la dignidad

UN TEMPLO NUEVO

3 Cuaresma - B (Juan 2,13-25) 08 de marzo 2015 José Antonio Pagola Los cuatro evangelistas se hacen eco del gesto provocativo de Jesús expulsando del templo a «vendedores» de animales y «cambistas» de dinero. No puede soportar ver la casa de su Padre llena de gentes que viven del culto. A Dios no se le compra con «sacrificios». Pero Juan, el último evangelista, añade un diálogo con los judíos en el que Jesús afirma de manera solemne que, tras la destrucción del templo, él «lo levantará en tres días». Nadie puede entender lo que dice. Por eso, el evangelista añade: «Jesús hablaba del templo de su cuerpo». No olvidemos que Juan está escribiendo su evangelio cuando el templo de Jerusalén lleva veinte o treinta años destruido. Muchos judíos se sienten huérfanos. El templo era el corazón de su religión. ¿Cómo podrán sobrevivir sin la presencia de Dios en medio del pueblo? El evangelista recuerda a los seguidores de Jesús que ellos no han de sentir nostalgia del viejo temp

Sinfonía nº 3 de Sibelius

Camino al alma

El amor lo arregla todo

Por un domingo libre de trabajo

llévame a la luna, and let me play among the stars

Sin protestas. Hoy toca. Estamos de cumple...

Como un amante

¡quiero verte, Señor!

Quiero cerrar los ojos y mirar hacia dentro para verte, Señor. Quiero también abrirlos y contemplar lo creado para verte, Señor. Quiero subir al monte siguiendo tus huellas y camino para verte, Señor Quiero permanecer acá y salir de mí mismo para verte, Señor. Quiero silencio y paz y entrar en el misterio para verte; Señor. Quiero oír esa voz que hoy rasga el cielo y me habla de ti, Señor. Quiero vivir este momento con los ojos fijos en ti para verte, Señor. Quiero bajar del monte y hacer tu querer para verte, Señor. Quiero recorrer los caminos y detenerme junto al que sufre para verte, Señor. Quiero escuchar y ver, gozar de este instante, y decirte quién eres para mí, Señor. F. Ulibarri

La muerte ronda