Flojos, austeros, o muy suyos
En realidad no sé qué son los visitantes de mi blog, si una cosa u otra, porque a pesar del número de visitantes diarios, que para mí no es desdeñable, encontrar un comentario es más que extraño. Así que me interrogo: ¿serán flojos por naturaleza? ¿Es que son tan austeros que no gastan ni palabras? ¿Van tan deprisa por la vida que no tienen tiempo de comentar -para bien o para mal- lo que leen? ¿Tan poco les interesan los contenidos que no se toman la molestia de detenerse? ¿Sabrán leer? ¿Y si no saben escribir? A lo mejor es puro egoísmo, o ese afán individualista de no mostrarse ni siquiera en el anonimato. La duda me corroe pero, de momento, no me quita el sueño. Solo el compartir enriquece, lo que nos guardamos, salvo lo más íntimo, al final se pudre si no se comparte. Así que yo, por si la podredumbre, seguiré volcando trozos de mí por este universo.