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Mostrando entradas de abril, 2024

Eres

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Pon que dale

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Cáceres y Badajoz

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Ausencia

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Tantas tierras

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Para la vida

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Sincera confesión

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Pasodoble arrojadizo

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Homilía 4º domingo de Pascua

 Muchas voces siguen resonando en nuestro mundo, en un sinfónico desconcierto, que ofrecen, prometen, aseguran, reivindican, demonizan, en una algarabía demasiado ruidosa para generar vida. Voces y prácticas que atienden a la propia seguridad, al propio interés particular, al exclusivo beneficio personal; que, pese a sus reclamos de confianza, hacen difícil confiar la vida en manos de quienes se desgañitan de esa manera. Mucho “asalariado” aprovechado, de los que habla Jesús en el evangelio, que abandona, que no le importan las ovejas, que huye, que entrega a la muerte. Los cristianos debemos hacer oídos sordos a esas voces. Incluso señalarlas como inaudibles. Los cristianos solo seguimos a Jesús. No tenemos otro Señor, no escuchamos otra voz que nos marque el sentido profundo de nuestra existencia. Ninguna otra voz, ninguna otra propuesta vital que no sea la de Jesús, muerto y resucitado, y que vamos acogiendo en el seguimiento que, como Iglesia en pos del Reino, intentamos hacer cada

Princesa acordeón

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Wild sweet

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Na ribeira deste río

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Pajarito Colibrí

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Ciudadano del mundo

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We'll be together again

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La certeza

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Homilía 3 Pascua B

Cada relato de las apariciones que proclamamos en este tiempo Pascual es la constatación de una circunstancia concreta que impide reconocer al Señor en los discípulos, y de las condiciones que requiere nuestro encuentro vital con el Resucitado para ser capaces de reconocerlo.  Es una invitación a ese encuentro en nuestra vida. El relato de Tomás ponía el acento en la necesidad de la comunidad, de la Iglesia, para el acceso al resucitado. Nuestro encuentro con el Resucitado, siempre personal, nunca lo hacemos al margen de la comunidad eclesial.  Este texto hoy nos pone ante la dimensión vital de la comensalidad. Conocemos al Resucitado porque en nuestro encuentro con él se rehacen los mismos gestos con los que el divino Obrero de Nazaret ha acompañado nuestro seguimiento. Y porque es él quien nos convoca a la Mesa de la Eucaristía.  Y en todos en definitiva hay una misma insistencia: el Crucificado es el Resucitado: es el que porta las llagas de los clavos en la cruz, el que cumple todo

Tu opinión me la pela

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Mundo paralelo

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De couleurs vives

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Caminar bonito

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No se dice suerte

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Tirititran

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La maruja en flor

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Homilía 2º domingo de Pascua

 Todos hemos experimentado el miedo en nuestra vida, en algún momento. El miedo nos encierra, nos paraliza, transforma todas las situaciones en excusas, en dificultades. Nos impide ver más allá de nosotros mismos. Nos distancia de los demás. Nos recluye en el fracaso y la tristeza, en la pérdida. Nuestros miedos son poderosos. Es el amor, solo el amor, el que echa fuera el temor. “Paz a vosotros” es el saludo del Resucitado que llena de alegría a los discípulos y permite reconocer al Señor vivo en medio de ellos, echando fuera el temor. “Paz a vosotros” es el saludo repetido que nos llega hoy también del Señor que se hace presente en medio de nuestras vidas: en medio de nuestros miedos y nuestras debilidades, de nuestros fracasos y nuestras pérdidas… para echarlas fuera, para hacer que dejen de tener poder sobre nosotros. Para los discípulos la experiencia de la Cruz fue devastadora, tanto como para recluirse temerosos y abandonar todo proyecto soñado con Jesús de Nazaret. Algo que sol

Cambio de rumbo

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La cantaora

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Ensumo L'abril

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Luna

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Dvořák: 9ª Sinfonia. Sinfonía del nuevo mundo

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Shostakovich Piano Concerto No.1

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Sibelius: Sinfonie Nr. 2 D-Dur op. 43

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