Homilía 23 TO_C
Las circunstancias en que hemos de vivir nuestro seguimiento no son fáciles, habitualmente. Nunca lo fueron para ninguno de los seguidores de Jesús. En todo momento nos acecha la tentación y el conflicto. La tentación de anteponer nuestros criterios, nuestras visiones, nuestras interpretaciones del mundo a las del Evangelio, porque ¡qué sabrá el Señor de lo que nos toca vivir a nosotros! O, porque, en el fondo buscamos huir del conflicto, huir de la Cruz. O, porque seguimos poniendo nuestras confianzas en nuestras propias fuerzas y criterios. Seguir a Jesús supone reubicar todas nuestras relaciones humanas, incluso las que tenemos con nuestros familiares más cercanos. El seguimiento de Jesús es siempre afectivo y nos lleva a resituar los lazos de afecto con los demás, conduciéndonos a un amor maduro, que no crea dependencias, con una sensibilidad especial hacia los necesitados. Jesús trastoca nuestros cariños humanos y los sitúa en perspectivas más amplias, porque en el Padre t...