Pena de muerte

Hoy hemos conocido la noticia de la condena a muerte de Sadam Hussein. Las reacciones a la noticia que aparecen publicadas en los diversos medios de comunicación no dejan de generar un sabor agridulce junto con el mismo sabor de la noticia, porque me resultan bastante hipócritas e inaguantables.Creo que funcionamos en esta sociedad del "bientener" con unos criterios tan relativos que dejan de tener valor en el mismo momento en que los formulamos, por las reservas que tenemos que aplicarles para poder creer en ellos.
Valga si no, como ejemplo, la condena a muerte de Sadam y el comentario que recoge la edición digital de hoy de El Pais, en boca de Rodríguez Zapatero: "El presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, ha querido dejar claro que ni la Unión Europea ni España son “favorables a la pena de muerte”, aunque, “como cualquier ciudadano o dirigente, Sadam Husein debe responder por sus actos. " O lo que dice la Casa Blanca: "La condena a muerte contra Sadam Husein representa "un buen día" para el pueblo de ese país y es una prueba de la independencia del poder judicial, ha afirmado la Casa Blanca"
No entro aquí en lo que ha hecho Sadam puesto que creo que estamos de acuerdo en que es condenable. El tema es otro: la primacía absoluta de la vida humana creada por Dios, de modo que nadie, ni Sadam, ni Bush, ni un terrorista, ni un tribunal, ni un novio o marido, ni un empresario, puede sentirse legitimado bajo ningún concepto a arrebatar la vida de otro ser humano. Ni siquiera so capa de justicia o justa venganza, o castigo justamente aplicado, o lo que se quiera. Sadam es posible que haya sido un genocida. Como tantos otros contra los que nada se ha hecho: Bush es un genocida que movido por una sola conciencia de ser el 'masca' del barrio cree estar directamente ungido por Dios para poder decidir la vida y la muerte de tantos inocentes... Pero contra él no se ha montado por nuestra hipócrita sociedad una operación de castigo para atraparle y llevarle a juicio. Ni contra Aznar, ni contra Blair, ni contra tantos directivos de multinacionales que durante décadas han ido realizando un genocidio sistemático de pueblos enteros en países del Tercer Mundo. Ni contra los gobiernos judíos que realizan una sistemática y selectiva eliminación de seres humanos palestinos o libaneses...
Hemos encontrado en el terrorismo la panacea que justifica elevar el crimen de estado a acto de justicia. Pero no nos engañemos: no hay justificación ninguna para envolver la vida en una continua espiral de violencia. La pena de muerte no tiene justificación moral alguna, y hay países que la aplican sistemáticamente con el agrado del personal. La guerra no tiene justificación moral alguna, y a la historia reciente me remito. No tiene justificación más que en el propio y deshumanizado egoísmo el genocidio lento de tantos pueblos mediante la explotación laboral y de todo tipo a que sometemos a sus gentes.
Sadam no debe ser condenado a muerte; no porque no sea culpable de los cargos, sino porque estaremos todos alcanzando su mismo nivel, y estaremos dando la razón a los matones del barrio. Y este mundo nuestro está perdiendo, cada vez que se calla ante la muerte de un ser humano, el derecho a poder vivir en paz, y en justicia.
Toda vida humana tiene el mismo sagrado valor. Y la muerte de un ser humano, quienquiera que sea, no hace nunca un buen día.

Comentarios

  1. Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.

    ResponderEliminar
  2. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

    ResponderEliminar
  3. La pena impuesta a Sadam nos permite hablar de la pena de muerte...una vez más. Pero esta reflexión se me antoja algo convencional, frente a las decenas de muertes de personas inocentes que se producen diariamente en Irak. Sadam no debe morir, porque la vida humana no es disponible para nadie, pero no olvidemos que los miles de muertos que viene ocasionando la estúpida política de Bush es una realidad miles de veces más dramática. Una vez, por cada vida humana perdida. Un auténtico genocidio inducido.

    ResponderEliminar
  4. Mi reflexión iba sobre la noticia como excusa, pero indudablemente, si lees bien, no es una defensa de Sadam. Estoy de acuerdo contigo, muriago, en que el genocidio inducido de Bush es dramático, tanto cuantas vidas cuesta. Hoy la edición digital del País trae en su portada (la del Mundo la trae en la trastienda de Internacional) la noticia de la matanza de 18 civiles por parte de Israel, en su mayoría mujeres y niños.
    ¿Donde están las grandes potencias? ¿Donde la OTAN? ¿la ONU? Cada vez me convenzo más de que no tenemos ni un solo gobierno en los países del mundo que apueste decididamente por la paz, sustententada en la justicia. Cada vez me convenzo más que la Paz solo será posible cuando sea grito común de hombres, mujeres, niños, ancianos y jóvenes, sin más poder que el de su propia voz, y su propia vida.

    ResponderEliminar
  5. Me sentiré fatal después de decir esto, pero.. no estoy segura de no defender la pena de muerte. Me explico: Hay personas que han cometido actos tan horrendos que no merecen vivir. Ese pensamiento me asalta muchas veces cuando leo u oigo deteminadas noticias. La ley del talión es mala, también si dejamos su práctica en manos del Estado, pero..... es tan humano desear la muerte a según qué personas!!!!!!!!

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

No tengo fuerzas para rendirme

Feliz año nuevo, en pijama