Esto tiene carcel ¿verdad?

Y si no, la debería tener, porque a la injusticia y la explotación se une la desvergüenza y la falta más absoluta de cualquier criterio moral que no sea el propio beneficio. Cuenta El País de hoy que un obrero fue contratado y dado de alta después de morir en accidente laboral. Hizo falta que transcurriera una hora desde la muerte para que la empresa intentase formalizar su contratación y su alta en la Seguridad Social.
Lo mejor es el cretinismo de estos sinvergüenzas que, encima, ponen que el trabajador no firma el contrato "por haber fallecido".
El Diccionario de la Real Academia tiene muchas, acreditadas en el tiempo desde hace siglos, y muy contundentes palabras para expresar la catadura de estos empresarios.
Yo, las doy por dichas.

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