Cuentos de autobús (II)

Dos reflexiones breves:
Una.- Para poder viajar en autobús en Sevilla hay que ser rico, o estar parado. O tener la sangre de horchata. U otras muchas cosas posibles pero, en cualquier caso, necesitas dos horas libres al día, para poder pasártelas en el bus. Así que si no estás parado, o si no eres rico, y estás, por tanto, trabajando, madruga, trasnocha, o ármate de paciencia.
Dos.- Los conductores de autobús se vuelven traslúcidos a ratos, en determinadas paradas de la ruta, o para ciertos viajeros. Es un efecto que creo que tiene que ver con el sol, por supuesto, y también con el graduado escolar del viajero, pero esto no está científicamente demostrado. El caso es que muchos viajeros sufren un extraño efecto que les impide ver al conductor cuando entran en el bus, porque si no, ¿por qué no le dicen "buenos días" o "buenas tardes"?

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