Trinidad: Dios comunión



Siempre nos dijeron que eso de la Trinidad era un misterio incomprensible, y nos acostumbramos a vivir obviando lo más central de nuestra fe: que Dios no es un dios solitario, sino el Dios Amor, el Dios Comunión, comunidad de personas. Y esto tiene consecuencias, porque si somos imagen de Dios, si estamos hechos a imagen de Dios, somos también seres creados para la relación, para el encuentro, para el diálogo, para el compartir, para la comunión.

Solo podemos crecer en fidelidad a lo que somos los seres humanos, abriéndonos al encuentro. Pero no a cualquier tipo de encuentro, sino al encuentro personal y vital, que nos hace más personas, y que nos encamina al encuentro del Dios Trinidad.

La Trinidad no es algo solo para creer o celebrar. Es, sobre todo, para vivirla y practicarla creando espacios de encuentro, forjando comunidad, haciendo posible la vecindad, la solidaridad. Así humanamos a Dios en esta tierra. La ecuación trinitaria es la de la Eucaristía: 1+1+1 = 1.

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