Para estar despiertos

El discípulo le preguntó al maestro:
- ¿Qué tengo que hacer cada día para conquistar un poco más a Dios?
- Nada, respondió el maestro, como no lo puedes hacer para que el sol nazca cada mañana un poco más temprano.
- Entonces, -replicó el discípulo-, ¿para qué orar?
- Para que cuando salga el sol, que es tanto como decir, para que cuando Dios se quiera revelar, en lugar de encontrarte dormido te encuentre despierto.

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