Cena frugal

Pensaba escribir algo sesudo y profundo, como suelo, sobre alguno de los temas de cabecera de los informativos de estos días, pero leer la prensa me ha desanimado profundamente, y no lo haré.
Tampoco de los temas estrella de estos días, y eso que esta tarde la reunión del grupo reflexionando en torno a la tarea educativa de la familia ha sido interesante, y amena. Conclusión: la familia, -cual sea y como sea- hace tiempo que (en general) ha abdicado de su función educativa, lo cual es verificable observando a los hijos. Y ante eso, algo tenemos que ingeniarnos para que vuelvan a sentir aprecio por esa función. Explicar esto en detalle es lo que sería sesudo.
Pero hoy tengo otras prioridades: mi cena. Un sandwich de pan integral con aceite y jamón, convenientemente tostado, con agua clara, y algo de fruta.
No será profundo, pero es familiar -no en vano soy mi familia más cercana- sereno, y nutritivo. Y, a estas horas, sobre todo, relajante. Y es que, con este frío, primum vivere, deinde filosofare.

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