Por ser curas

La reciente polémica acerca de la posibilidad de que sacerdotes (capellanes hospitalarios) formen parte de los comités éticos hospitalarios, para asesorar en determinadas cuestiones, muestra por sí misma, el empeño autómata de este gobierno, en expulsar la fe de cualquier ámbito de la vida. Basta leer el reportaje que El PAÍS publica para descubrir que el maltratado convenio entre la Comunidad de Madrid y la Iglesia no es más que la prórroga del que venía teniendo vigencia desde el año 1995 en que se suscribió gobernando el PSOE, y que sólo en algunos comités hay presencia de sacerdotes, como asesores, y no solo por su condición de sacerdotes, sino de expertos en otros ámbitos.
Las cortinas de humo le vienen bien a este gobierno; como anillo al dedo. Terminada la nube gris de la sucesión del PP, le toca a la Iglesia, una vez más. Mientras tanto, que el desempleo crezca por días es noticia de segunda fila, y que en la vanguardia del frente de pobreza que resurgirá vaya a tener que estar la Iglesia -como de costumbre-, porque el gobierno ni llega ni quiere llegar, ni siquiera será noticia. Ya anuncié varias entradas atrás que este recrudecimiento surgiría de manera simultánea a la campaña de la Declaración de la Renta, de manera que se contrarrestase cualquier campaña de financiación de la Iglesia Católica. Helo aquí. A veces me gustaría no acertar.

Comentarios

  1. Ese victimismo ("le toca a la Iglesia, una vez más") en boca de Rouco es congruente: una baza más en su cruzada antisocialista y pro-PP. ¿Pero en la tuya?
    No por hacer mucho aspaviento tendréis más razón.
    ¿Iglesia perseguida? Debería ruborizaros la propia enunciación de la idea.
    - Subvención global a la Iglesia Católica con cargo a los Presupuestos Generales del Estado.
    - Clases de religión católica pagadas por el Estado.
    - Bonificaciones fiscales a la Iglesia.
    - Subvenciones a la enseñanza privada, que es tanto como decir a los centros católicos.
    - Crucifijos en la toma de posesión de los Ministros y otras dignidades.
    - Ciudades tomadas con ocasión de celebraciones religiosas y expulsión de todos los discrepantes o meros desafectos.
    - Curas en los comités de ética de los hospitales.
    - Validez civil del matrimonio católico y, lo que es peor, de la mascarada de las anulaciones canónicas.
    Y así, hasta la extenuación.
    Algunos ciudadanos pensamos que habría que acabar con todo esto y, una vez suprimidos todos los injustificados privilegios de la Iglesia Católica, tampoco habría motivo para hablar de persecución, sino de mera coherencia liberal y laica.
    Sí, he dicho liberal, noble término que la COPE ensucia a diario.

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  2. No hay victimismo, sino constatación, y a las hemerotecas me remito. Las campañas de los medios de opinión gubernamentales, suelen estar orquestadas en base a criterios temporales claros y que son constatables. No creo haber utilizado en ninguna de las entradas del blog desde sus inicios el concepto de "iglesia perseguida" para referirlo a la situación de la Iglesia en España, entre otras cosas, porque creo que no es la situación. Basta repasar para comprobar que mi posicionamiento es otro.
    La que llamas "subvención global" supongo que es la extinta fórmula de financiación que, en cualquier caso, nunca supuso el monto más importante de las cuentas de la Iglesia. Muy al contrario, la mayor parte de los ingresos es, desde hace años, autofinanciación de los propios creyentes. Basta comprobarlo en las cuentas de la Iglesia que, por cierto, son públicas y pueden consultarse. Las de la diócesis de Sevilla en concreto, se están difundiendo en estos días. Lo mismo no se puede decir, por ejemplo, de los partidos políticos, en los que la autofinanciación es más bien exigua, y para los que existen diversas fórmulas de financiación estatal, alguna más que llamativa, que nos dejan toda una suerte de personajes paniaguados de por vida.
    Las clases de religión no son una subvención a la Iglesia en ningún caso, sino el aporte obligado a un derecho reconocido constitucionalmente de padres e hijos creyentes.
    Y los conciertos escolares con los centros confesionales, son una fórmula aboslutamente legal y recogida en el ordenamiento, sin la cual, por otra parte, la Administración Pública tendría un serio conflicto, incapaz de subevnir a la educación con sus propios medios. Es curioso como en estos temas se hacen solo unas cuentas, y no las otras, las de lo que se aporta desde la Iglesia.
    Lo de los crucifijos en las tomas de posesión de los cargos (me voy a abstener de llamaros dignidades, para no prejuzgar) es algo en lo que coincidimos. Salvo que el posesionado fuese creyente y lo solicitase, creo que no corresponde a la escenografía.
    No tengo constancia de que se haya expulsado a nadie que no comparta la fe católica cuando llega la semana santa. Y si como a mí te resultara más folclore que manifestación creyente muchas veces, seguro que hubieras encontrado la manera de no tener que verte abrumado por ellas. Yo lo consigo. Practicamente yo no veo de Semana Santa nada más que lo que yo quiero, y hasta ahora no me ha impedido mi vivir cotidiano al margen de las procesiones. Es cuestión de hacerlo sin más.
    Curas en los comités. Como digo en la entrada,es algo que viene de los tiempos de Felipe González, y que si no ha supuesto problema ninguno en ninguna parte hasta ahora, no sé de dónde surge el problema, porque al final la impresión es que no deben estar solo por ser curas. Y mientras no se me demuestre lo contrario, o que esa presencia es tendenciosa, me seguiré ratificando. Conozco, a buen seguro, más capellanes hospitalarios que tú, y he tenido que vérmelas personalmente en la toma de esas decisiones. Jamás, ni los médicos ni los capellanes se han posicionado de manera enfrentada o con criterios "religiosos", y la aportación de los capellanes siempre ha sido a petición del enfermo o los familiares. Decir otra cosa es -cuando menos- desconocer la realidad.
    El matrimonio católico tiene validez civil igual que otros matrimonios celebrados por otras confesiones religiosas con los que el estado tiene Acuerdos, y mayor mascarada -sin lugar a dudas- es la de una legislación que para anular un matrimonio solo exige la caducidad (seis meses) y el acuerdo de las partes contratantes. Llamar a eso matrimonio sí que es mascarada.
    En fín, que privilegios, pocos. Y que me parece muy bien que haya ciudadanos que quisierais acabar con la Iglesia, y con la fe y con todo lo que conlleve, pero no es coherencia laica. Eso es lo que os falla. Es laicista, que es muy distinto. Por que aunque quisiérais no es liberal. El liberalismo tenía una base humanista. Lo que hoy hay no la tiene, así que de liberal tiene poco.Tiene más de relativismo, de individualismo, de hedonismo que de otra cosa. Y como no escucho la Cope habitualmente -al contrario que tú- no sé cómo utiliza el término que yo, desde luego, no pretendo ensuciar.
    Hasta el lunes.

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  3. No te has enterado de nada, Fernando. Has cogido el manual de las respuestas, le has añadido unas gotas de agresividad y te has lanzado en tromba a contestar con el recetario lo que tú crees que yo he dicho, pero no he dicho.
    Los laicos laicistas (claro que laicistas y no por gusto, ya te diré después) no queremos acabar con la Iglesia y con la fe y con todo lo que conlleva. Lo que queremos es que las confesiones religiosas se conformen con lo que es de dios y no quieran apropiarse también de lo que es del césar, como ahora ocurre.
    Da igual que todos los inmensos privilegios de que disfruta la Iglesia Católica sean legales y los apoye la mayoría de la población. Mientras eso siga siendo así, la sociedad española y el Estado seguirán siendo clericales y confesionales y yo aspiro a una sociedad y a un Estado aconfesionales y laicos. El día que eso llegue desaparecerá el laicismo. A ti te parecerán bien todos esos privilegios (lógicamente, lo raro sería lo contrario), pero negar que existen, qué quieres que te diga, es absurdo.
    Y, luego, yendo por partes:
    - Qué tiene que ver que las cuentas de la Iglesia estén claras. Eso debe ser también cuestión de fe y yo, por tanto, como no tengo fe, tampoco me lo creo. Las únicas cuentas claras son las fiscalizadas sin limitaciones por un auditor independiente. Por cierto, como las de los partidos políticos. Pero, aunque estuvieran claras las cuentas de la Iglesia, no estoy de acuerdo con que el Estado subvencione las creencias religiosas y eso me parece clerical y confesional.
    - Que el Estado pague las clases de religión no es una subvención a la Iglesia, dices. ¡Ejem! Fernando, quítate el gorro de interventor, ¡coño! Si el Estado financia clases en la escuela pública en las que se adoctrine a los niños acerca de las bondades de las hamburguesas McDonalds, tampoco es una subvención a McDonalds. A lo mejor no son ni ayudas de Estado, según el Tratado de la Unión Europea, no te jode.
    - Dices que el Estado se vería en un problema sin los centros concertados. Yo pienso que los centros católicos se verían en un problema si no estuvieran subvencionados por este Estado clerical y confesional. Son puntos de vista.
    - Si el Estado otorga validez, no solo al matrimonio católico, sino al de otras confesiones, será doblemente clerical. Eso no mejora las cosas. Las empeora.
    - La mascarada no es el matrimonio católico, sino muchas de las anulaciones canónicas. Por ejemplo, cónyuges con varios hijos, instrucción y recursos suficientes, que alegan que no sabían lo que era el matrimonio y los divorcia el tribunal de una Iglesia que tiene por dogma la indisolubilidad del matrimonio. La Iglesia puede hacer lo que quiera con sus matrimonios, incluso mascaradas como esa. Lo que yo critico es que esas mascaradas tengan efectos civiles. Por cierto, otra subvención a la Iglesia, por lo que dicen que cuestan los divorcios canónicos. Y eso es así, aunque pretendas negar algo tan sabido llamando mascarada al matrimonio civil, por el mero hecho de que pueda disolverse a los seis meses de celebrado. Eso sólo pone de manifiesto tu concepto de la libertad individual, que yo no comparto.
    - Tachas mi postura de individualista, relativista y hedonista, frente a vuestro pretendido humanismo. Bien, no me esforzaré en enumerar los abrumadores ejemplos históricos de “humanismo” perpetrados por la Iglesia Católica y sus agentes a lo largo de dos mil años. Tampoco me defenderé. ¿Hedonista? ¿Porqué no? ¡Ah! Olvidaba que habíamos venido a este valle de lágrimas a sufrir. Pero no admito ese sonsonete clerical que identifica humanismo con religiosidad y laicismo con deshumanización. Aunque lo repitas cien millones de veces.
    - Tampoco has entendido mi comentario sobre la Semana Santa. Yo me quejo de unas manifestaciones tan prolongadamente sofocantes, de las que resultan expulsados (sí, expulsados) los discrepantes, porque no hay sitio para ellos en unas ciudades tomadas por completo durante días por un culto religioso fanático (DRAE: fanático, ca. [Del lat. Fanatĭcus]. 1. adj. Que defiende con tenacidad desmedida y apasionamiento creencias u opiniones, sobre todo religiosas o políticas. U. t. c. s.) y excluyente. Recuerdo un episodio vivido hace años cuando, en una amplia avenida, unas chicas extranjeras pretendieron sacar su coche de una plaza de parking al paso de una procesión, para lo que tenían espacio más que suficiente. Espacio físico, claro, pero no social. Una turba de energúmenos, henchidos de inusitado fervor a mariasantísima, se arrojó sobre el coche y a punto estuvo de linchar a las pobres “guiris” que, probablemente, todavía hoy no saben cuál fue el grave delito que estaban cometiendo.
    - Y, para terminar, comprendo tu displicencia respecto de mi comentario de la COPE. Debe ser difícil para ti enfrentarse al fenómeno. Decía Groucho que jamás pertenecería a un club en el que le admitieran como socio. Yo jamás sería socio de un club propietario de un medio, que además es su medio de comunicación oficial/oficioso, que miente e insulta a diario a los discrepantes y siembra odio y discordia civil en la sociedad. Y lo hace, además, a través de unos voceros, los principales de los cuales son, uno, ateo y el otro, socio del club rival. Es decir, que la Iglesia los utiliza como el Interviú a la chica de la portada, para captar oyentes.
    Perdón por el tono, Fer, pero te has puesto un poco “borde” y a mí me va la marcha.

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  4. Lo de que te va la marcha no hace falta que lo jures; nos conocemos hace tiempo. Lo que no creo que haya en mi comentario anterior y, desde luego, no estaba en mi ánimo cuando escribía, es ni "agresividad" ni "borderío".
    Lo que tú llamas "recetario" y "manual" no es más que seguir cada una de tus enunciaciones previas. Y a lo que tú llamas "no enterarme de nada" yo lo llamo pensar de otra manera, tener otros criterios, y ver la realidad de otro modo que abarca otras realidades, personas y experiencias cuya mera posibilidad tú niegas de entrada simplemente.
    Me parece que por mucho que repliquemos y dupliquemos seguiremos en nuestras posiciones iniciales, al menos por este camino.

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