Por tierras del Duero



Los caminos del peregrino le llevan a subir y bajar. Recorrer, aunque sea con calor, la misma ruta del Duero, que se encajona entre los cañones de las Arribes, le hace sentirse a uno pequeño cuando contempla el río a vista de pájaro. Junto al discurrir del río, el vuelo de buitres y águilas me transportan a otras latitudes. A aquellas en que la convivencia es tan normal que hasta los curas tenemos nuestra calle en Ledesma, sin que nadie se mese los cabellos. Pondría más fotos de esta ruta, pero la conexión de internet de que dispongo es a manivela.

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