Espejo del alma

El retorno a casa coincide con la puesta en libertad de Iñaki de Juana. Nada que objetar desde el punto de vista legal. La legalidad ha sido cumplida, y es igual para todos, aunque no haya servido para reinsertar, ni para provocar el arrepentimiento. Pero queda el resquemor de que la legalidad, como en tantas ocasiones, recorre sendas paralelas, cuando no alejadas, de los caminos de la justicia. Y solo apelar al sentido común hará que esos caminos se encuentren. Quedarán muchas preguntas formuladas sin respuesta, supongo, en quienes han padecido de forma directa las consecuencias de sus acciones, y el sentimiento de que la justicia de los hombres no ayuda, precisamente, a construir una convivencia en paz. Quedará la sensación de cuánto camino hay que recorrer para llegar a tocar la justicia con la punta de los dedos.
De entre las diversas noticias que se hacen eco de este hecho, hay una, la que publica el Correo de Andalucía en su web, que acompaña de una foto para contemplar. Es el rostro del asesino. Es el rostro en el que se puede leer el odio y el desprecio hacia todo lo que no es él.

Comentarios

Entradas populares de este blog

No tengo fuerzas para rendirme

Feliz año nuevo, en pijama