Inútiles

Siempre lo he sospechado, pero con el tiempo he adquirido mayor firmeza en esa convicción: la inoperancia, la inutilidad de la inmensa mayoría, por no decir la totalidad, de los organismos internacionales, es algo rayano en lo paradigmático. La diplomacia internacional, la UE, la OTAN, la OSCE, la ONU, y sus ancestros todos no son más que una pantallita mediática, incapaces de alzar la voz y de actuar de forma eficaz ante cualquier conflicto internacional grande o pequeño, atrapados como están por los mismos y mezquinos intereses. La última prueba en el conflicto ruso-georgiano que, a cuenta de Osetia se ventila estos días en los medios de comunicación, pero especialmente en las batallas que -como suele pasar- pagarán los pobres con sus vidas. Se llega siempre tarde, y siempre mal. Al final el conflicto solo se resuelve de una manera: el gamberro del barrio se cansa de pegar. Los nacionalismos cada vez son más inhumanos, pero los intereses económicos cada vez deshumanizan más.
Habrá, no obstante, ventajas obtenidas de esta situación: ensayo de armas, maniobras militares con fuego real, recomposición de fuerzas y estrategias...
Lo que nos ahorraríamos en organismos internacionales y en diplomáticos de salón, lo podríamos destinar a otras necesidades más reales.

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