Viña sin frutos

El Evangelio de este domingo (Mt 21, 33-43) nos habla de los labradores que se creyeron dueños de la viña que se les encargó cuidar en arriendo y, además, fueron malos propietarios porque no dieron los frutos esperados -se los apropiaron- por lo que se les quitó para dársela a otros labradores que dieran los frutos a su tiempo. Isaías, en la primera lectura, nos ha recordado que los frutos esperados son en derecho y en justicia (Is 5, 7). Muchas aplicaciones las de la Palabra de hoy en nuestra vida, pero especialmente apropiadas para la política municipal. Quienes, administradores de lo público, debieran dejarse la vida en el servicio continuo por el derecho y la justicia, que hiciese posible y humana, cercana y vecinal, la convivencia ciudadana, siempre buscando el bien común desde la clave de aquellos que son los más necesitados llevan una temporada que empieza a ser larga, siendo noticia más por ser los que se apropian de la viña que por ser los que la sirven, más por quedarse los frutos, que por darlos a sus propietarios -los vecinos- a su tiempo.
Hoy sigue la prensa llenado de noticias de este estilo las lecturas dominicales: Bonobuses gratuitos y sociales que pueden desaparecer, subidas indiscriminadas de servicios públicos, autobombo municipal en raciones medidas, desplantes intolerables de quienes salpicados por la desfachatez y la desvergüenza debieran callar avergonzadamente. Nuestros gobernantes municipales debieran hacer ejercicios de humildad, y de respeto a la ciudadanía, cuya carencia no puede suponer más que la falta de conciencia de servidores públicos.
Hasta que no veamos una sincera autocrítica de estos ediles, y una sincera conversión, no pueden esperar más que ser expulsados de la viña quienes no supieron ni quisieron hacer aquello que debían. Esperábamos uvas, y dieron agrazones. Y cuanto más tarde, más envilecerán la política, digna y noble ocupación de lo público cuando es algo a lo que se dedica alguien con espíritu verdadero de servicio.

Comentarios

  1. Como verás he estado callado mucho tiempo pero hoy he leído tu comentario sobre las lecturas del Domingo. Puedo (o no) compartir lo que señalas sobre los políticos municipales, pero no admito el tema de los bonobuses gratuitos. Si realmente hay que hablar de derecho y justicia es una barbaridad que se entreguen los bonobuses a los mayores de 65 años por el mero hecho de serlo. Hay que aplicar criterios de renta, eso sí es justo y ajustado a derecho, lo que no puede ser es plantear todos por igual cuando no existe, al menos económicamente, igualdad. Te recuerdo que la decisión la tomó un político municipal aficionado a los Juegos Olímpicos cuya gestión todavía se paga (la pagamos). Un saludo y me alegro hablar contido aunque sea por este medio.

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  2. Aplicar el criterio del nivel de renta para distribuir las prestaciones públicas es imposible. No existe en España ningún mecanismo serio para medir el nivel de renta de los ciudadanos. Si se utilizan para ello las bases imponibles del IRPF, a la ignominia fiscal de este Impuesto se unirá la injusticia de otorgar las prestaciones públicas a quienes más defraudan fiscalmente.
    Mientras no haya un Impuesto sobre la Renta universal, progresivo y que grave por igual todas las rentas, cualquiera que sea su origen, mucho menos injusto me parece establecer prestaciones universales, mientras se pueda.

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  3. Bueno, parece que hay temita. Mi comentario no iba tanto sobre los bonobuses de los mayores de sesenta y cinco años como sobre el bonobús "solidario" que dan los servicios sociales en determinados casos, asociados no solo a situaciones de pobreza, sino a participación activa en programas de búsqueda de empleo e inserción laboral, pero estoy con muriago en que menos injusta es una prestación universal que una asociada a nivel de renta cuando no hay mecanismos fiables de medición.
    De cualquier modo, me alegro de leerte de nuevo, Alvaro, que ya hacía timepo...

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