Gracias y bienvenido


Me he abstenido de tocar el tema anteriormente porque me afecta de manera cercana y, sobre todo, porque lo que he ido viendo por ahí no me ha gustado nada. Hay una jauría de perros rabiosos que han esperado a conocer la noticia de la llegada del arzobispo coadjutor, Juan José Asenjo, para lanzarse a la yugular del Cardenal, de una forma artera, cobarde, soterrada, sin decir a la cara todo aquello que tampoco han sido capaces de decir de forma normal y pacífica a lo largo de estos casi 30 años. Parece como si esperaran ser reivindicados en su honor herido por el paladín que viene a librarlos de la oscura existencia que han llevado... ¡Cuanto rencor y mala baba acumulados!

Como digo, no me gusta; ni el fondo -que creo que no responde a la realidad objetiva- ni, desde luego, las formas, impropias de los miembros de la Iglesia.

Esta ciudad lo que tiene es eso: formas más sevillanitas (farisaicas) que evangélicas, y especialmente en determinados círculos y submundos de la Iglesia.
Ya dedicaré otros momentos más serenos de la historia a contar mis experiencias, igual que espero que Don Juan José tenga la cabeza suficiente como para saber situarse en su sitio, y no en el que le quieran colocar unos u otros.

Yo, de momento, mi gratitud a D. Carlos, al que ciertamente agradezco mucho, y mi bienvenida a D. Juan José.
Me hubiera gustado otro proceso de elección de obispo, otra amplitud de consultas, otro concepto del ministerio pastoral, más evangélicos, más comunitarios, con mayor implicación de la Iglesia local, pero reconozco que ni la madurez de la Iglesia -especialmente la de esta Iglesia local-, ni el momento histórico, posibilitan otra manera, hoy por hoy. Esto es lo que hay. Habrá que ver en qué medida Dios se hace presente en estos acontecimientos, y qué nos dice a través de ellos. Y, tirar hacia adelante, que Dios es más grande que nosotros y nuestras cuitas.

Comentarios

  1. No es que esté yo muy al tanto de estas cuitas, pero se me han escapado esos tiros a la yugular a los que te refieres.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

No tengo fuerzas para rendirme

Feliz año nuevo, en pijama