Gracias, Jesús

Hoy me llega la noticia de la muerte, anunciada, de Jesús Colombo, maestro y amigo. Franciscano, fue uno de mis profesores de Moral en el seminario, aunque no era mucho mayor que yo. Un hombre libre. Un hombre de fe. Un hombre de cercanía y de paz, siempre con una sonrisa preparada, y un chascarrillo a punto, para darle un poco de vaselina a la vida, y ayudar a encontrar otra perspectiva menos dura, pero igual de profunda, de cada acontecimiento. Jesús era el hombre que se reía de todo lo que no era esencial, y sabía bien cómo hacerlo sin desprecio. Pero, a la vez, porque disfrutaba la vida como un don, perseguía las esencias de la vida sin descanso. Su cuerpo grande ha fallado. Ahora es más libre que antes. Seguro que se ríe de tantos dogmatismos de aquí abajo, ahora que puede confirmar las palabras del Evangelio cara a cara con Jesús. Sabía que la moral de verdad es la de la libertad del Evangelio.
He intentado hacerme con una foto suya en internet, pero las grandes personas no caben en espacios tan pequeños.
Gracias, Jesús, por tu amistad y tus enseñanzas.

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