Oficia Zerolo

A mi regreso de Jerez, -donde he estado hoy, sábado, día no laborable, porque he querido (información que ofrezco gratis a destinatarios a quienes sé que interesa), aunque los viajes me siguen costando, pese a la poca duración de éste,- llego más que cansado, y como mi compañero se encarga de la parroquia desde que estuve de baja cuando yo no puedo, yo descanso de la conjunción viaje-pierna y resfriado primaveral, repasando el ciberespacio, donde me encuentro con un artículo del mismo título que esta entrada, y que me parece bueno reproducir.
Oficia Zerolo
Un niño, ya crecidito por otra parte, ha recibido, en Madrid, una “bienvenida laica” oficiada por el concejal Pedro Zerolo. El oficiante ha leído los “Derechos del Niño” y ha declarado, a la criatura, “ciudadano de Madrid”, que no es como ser ciudadano del cielo, pero, para el imaginario laico, debe ser de lo más parecido. Ha echado en falta Zerolo un “libro de la vida”, donde dejar constancia del evento; en el que no faltaron los cantos, los poemas y los padrinos.
Si Zerolo ha leído a Comte puede encontrar muchas sugerencias útiles en el “Sistema de política positiva”. Como Comte, también los políticos laicistas quieren regenerar la sociedad. Y para este fin reformador nada resulta más apto que idear una nueva religión, en la que el amor a Dios se sustituya por el amor a la humanidad, o a la democracia, o a la ciudadanía.
Para Comte, la nueva religión debería ser una copia exacta del Catolicismo, aunque eso sí, sin los fundamentos católicos. La dogmática no desaparece sino que se transmuta en una nueva, cuyo catecismo puede ser, perfectamente, un manual progresista de Educación para la Ciudadanía.
Tampoco desaparecen los ritos, los sacramentos, los calendarios y el sacerdocio. Yo supongo que Zerolo, como sacerdote de esta nueva religión, habrá sido “ordenado” en una ceremonia vistosa y solemne, más allá de la burocrática frialdad de contar con un puesto de concejal. También habrá que edificar templos y elegir a un Papa. La humanidad, como el gran ser; el espacio, el gran medio ambiente; y la tierra, el gran ídolo.
Estas ceremonias de “bienvenida laica” – no me gusta que hablen de “bautismo civil” – prestan un gran servicio a la Iglesia Católica. Contribuirán a que, quienes llamen a las puertas de la Iglesia, pidan lo que la Iglesia puede dar, y no otras cosas.
No es casualidad que en la ceremonia leyesen un poema de Mario Benedetti: “No te salves”: “no te salves ahora/ ni nunca /no te salves”. Porque, eso sí, estas “bienvenidas” no salvan. Es bueno que sean conscientes de ello.
Supongo, además, que en el próximo ejercicio de la Renta habrá tres casillas: Iglesia Católica, Fines Sociales, y Religión laica (¿Religión Oficial del Estado?). Que no vaya a ser que, todos, tengamos que pagar estas ceremonias.

Guillermo Juan Morado

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