A favor del trabajo decente

Sindicatos de todo el mundo se unen para pedir empleo digno y de calidad. La cita es el 7 de octubre. Miles de trabajadores de todo el mundo se movilizarán en la Jornada Mundial por el Trabajo Decente convocada por la Confederación Sindical Internacional (CSI) que agrupa a 170 millones de afiliados y que se constituyó en Viena, en el año 2006. Los sindicatos consideran necesario establecer las bases para que la salida de la crisis implique que nuestro modelo económico sea más justo, eficiente y sostenible tanto social como medioambientalmente. Una condición de partida para dicho cambio es el cumplimiento de los Objetivos del Milenio de la ONU.

Según las estimaciones de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), pueden llegar a destruirse 50 millones de empleo y arrojar a la pobreza a 200 millones de personas, consecuencias éstas, según los sindicatos, derivadas de “la irresponsabilidad y avaricia de los gestores del sistema financiero internacional y de la falta de regulación y control del mismo amparada por los responsables políticos”.

La difícil situación económica y social española, que atraviesa una situación de recesión, puede agravarse en los últimos meses de 2009. En el último año, la ocupación se ha recortado en aproximadamente un millón y medio de empleos (en la provincia de Sevilla el número total de desempleados es de 188.590 personas, más del 20% de la población activa en paro) siendo los jóvenes, las mujeres, y los trabajadores y trabajadoras inmigrantes los más afectados por la misma. Esta situación se agrava con la ruptura del diálogo social, que ha paralizado la negociación colectiva y ha estancado la situación de los más de 1.500 convenios que se encuentran en fase de renegociación y afectan a 4 millones de trabajadores.

Los sindicatos reiteran la exigencia del desbloqueo de la negociación de los convenios colectivos de 2009 para no incurrir en mayores pérdidas de poder adquisitivo, así como la voluntad y disposición a incluir en la próxima negociación de 2010 y 2011 medidas que limiten la temporalidad y aumenten la estabilidad en el empleo, la negociación de los Expedientes de Regulación de empleo en las empresas con dificultades, y las medidas para desarrollar la igualdad entre hombres y mujeres, la formación, y la seguridad y la salud laboral.


Al considerar los problemas del desarrollo, se ha de resaltar la relación entre pobreza y desocupación. Los pobres son en muchos casos el resultado de la violación de la dignidad del trabajo humano, bien porque se limitan sus posibilidades (desocupación, subocupación), bien porque se devalúan «los derechos que fluyen del mismo, especialmente el derecho al justo salario, a la seguridad de la persona del trabajador y de su familia». Por esto, ya el 1 de mayo de 2000, mi predecesor Juan Pablo II, de venerada memoria, con ocasión del Jubileo de los Trabajadores, lanzó un llamamiento para «una coalición mundial a favor del trabajo decente», alentando la estrategia de la Organización Internacional del Trabajo. De esta manera, daba un fuerte apoyo moral a este objetivo, como aspiración de las familias en todos los países del mundo. Pero ¿qué significa la palabra «decente» aplicada al trabajo? Significa un trabajo que, en cualquier sociedad, sea expresión de la dignidad esencial de todo hombre o mujer: un trabajo libremente elegido, que asocie efectivamente a los trabajadores, hombres y mujeres, al desarrollo de su comunidad; un trabajo que, de este modo, haga que los trabajadores sean respetados, evitando toda discriminación; un trabajo que permita satisfacer las necesidades de las familias y escolarizar a los hijos sin que se vean obligados a trabajar; un trabajo que consienta a los trabajadores organizarse libremente y hacer oír su voz; un trabajo que deje espacio para reencontrarse adecuadamente con las propias raíces en el ámbito personal, familiar y espiritual; un trabajo que asegure una condición digna a los trabajadores que llegan a la jubilación. "Caritas in veritate" 36. Carta Encíclica, Benedicto XVI

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