COMUNICADO ANTE EL DÍA INTERNACIONAL CONTRA LA VIOLENCIA HACIA LA MUJER

Desde que en 1999 la Organización de Naciones Unidas declarara el 25 de Noviembre Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, muchas han sido las iniciativas que se han adoptado para proteger a las mujeres de este terrible fenómeno de nuestra sociedad, que no por viejo es menos doloroso e incomprensible.

Mucho se habla de la gran diferencia existente entre los hechos de malos tratos que realmente ocurren en nuestro país, y las denuncias que llegan a nuestras comisarías y juzgados. En efecto, aunque parece ser que se ha tomado más conciencia del tema, no se denuncia todo lo que sería deseable.

Sabemos que la mujer tiene miedo a denunciar, miedo a las represalias de su pareja, miedo a no tener una independencia económica, a no querer desarraigar a sus hijos del hogar.

Gracias a Dios, las víctimas han empezado a darse cuenta de que tal situación no es culpa de ellas ni forma parte de la ‘normalidad’ de su vida, y saben que tampoco sucede lo mismo en todas las familias. Las víctimas han empezado a ver que otros se quejan y denuncian, y han empezado a quejarse y a denunciar.

En los últimos años, el aumento de la información y la difusión pública de tantos casos, ha permitido a las víctimas tomar conciencia de su situación, darse cuenta de que la violencia física o moral no es “normal”, ni habitual, y que toda persona tiene derecho al respeto de su propia dignidad y de su integridad física y moral. Y ello les ha conducido a percibir con claridad que su circunstancia es denunciable.

Para que una mujer pueda denunciar, debe disponer de información clara y directa que le permita acceder a la Administración. Muchas veces es esta ausencia de información la que impide a la mujer denunciar su caso. No saber dónde acudir y sus dudas sobre la efectividad de las leyes al respecto (ley de alejamiento, por ejemplo), es, en muchas ocasiones, una de las razones más importantes por las que la cifra de denuncias no se ajusta a la real de hechos de maltrato.

No debemos olvidar el maltrato psicológico, de insultos, vejaciones, críticas y manipulaciones, pues, en cualquiera de sus facetas, es un ataque a nuestra integridad moral. El título VII del Código Penal tutela la integridad moral de las personas. La integridad se identifica con la dignidad e inviolabilidad de la persona y, en este sentido, la sentencia del Tribunal Constitucional de 120/1990 de 27 de Junio, la preserva no sólo contra ataques dirigidos a lesionar su cuerpo o su espíritu, sino también contra toda intervención en el cuerpo o espíritu realizada sin consentimiento de su titular. La integridad moral se identifica también con la integridad psíquica, entendida como libertad de autodeterminación.

El derecho a la integridad moral es el derecho a la inviolabilidad de la persona en el sentido del derecho a ser tratado como un ser humano libre y nunca como un simple objeto.

En toda España el año pasado murieron 121 mujeres, en 2009 hasta este mes de Noviembre son 55 las fallecidas. Viendo estas cifras, nos gustaría ser optimistas y pensar que se va a rebajar el número de víctimas.
Debemos seguir luchando y denunciando los hechos para conseguir una vida más digna y más humana para todas estas mujeres que sufren y que lo único malo que han hecho en la vida, es unirse en su día a la persona que querían y que, supuestamente, les correspondía.

Como mujeres estamos al lado de nuestras hermanas que sufren y les alentamos a que no callen, que denuncien, que sepan que no están solas, queremos animarlas a que se levanten, que sean valientes, que se atrevan a decir que NO al primer insulto, al primer desprecio, a la primera bofetada. Puede ser éste un buen principio, pues nadie se merece el abuso o la violencia en una relación de pareja, y menos aún, la muerte.

Como cristianas oramos a nuestro Padre Dios para que estas mujeres no se vean solas ante tales circunstancias y encuentren personas que les ofrezcan un gesto del amor que Dios les tiene y para que nos ayude a dar pasos ciertos hacia una erradicación de la violencia en todos los sentidos.

Mujeres Trabajadoras Cristianas de Acción Católica.
Madrid 25 de Noviembre 2009

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