¡Al ataque!


Dice mi amigo Félix, riojano él, que estar mucho tiempo en los bares es de borracho. Por esta razón en los bares de la Rioja la costumbre es entrar, tomarte un vino con su tapa, y salir... a otro bar para repetir la jugada. Así, si preguntan por ti en cualquier bar, en todos dirán que eres hombre de una sola copa.

Me viene a la mente el dicho, porque debe haber otro similar -que yo desconozco- para aplicar cuando se está mucho tiempo en un centro comercial, tienda, o grandes almacenes. Yo soy de los que en materia hostelera aplico el dicho de Félix, y no me verán en muchos bares por mucho tiempo. Pero aún soy de los que visita menos las tiendas, centros comerciales, grandes almacenes, salvo en caso de extrema necesidad. A mí no me harán cliente del año, seguro. Hay reconocidos centros comerciales en esta ciudad que tras unos años de funcionamiento no han recibido mi visita aún. Pero cuando no queda más remedio, -y teniendo sobrinas pequeñas, con sus correspondientes padres y madres, las Vísperas de Reyes son obligada cita con esos campos de concentración, para entregar las correspondientes cartas reales, ya saben-, pues, eso, no queda más remedio. Hay que armarse de valor y de paciencia e internarse en ese mundo selvático.

Lo único bueno de la tarde lluviosa y desapacible, es que me he encontrado sucesivamente con tres amigos sufrientes a los que no veía hace tiempo, con lo que hemos aunado lamentos por encontrarnos atrapados en esa vorágine compulsiva de compras.
Fuera de esos encuentros -no hay mal que por bien no venga- nada hay que me obligara a repetir la experiencia salvo catástrofe; aunque ahora recuerdo que me falta "echar la carta" para algunos familiares más... ¡Dios mío!
La capacidad elástica de los cuerpos es infinita. ¡La de gente que puede llegar a agolparse ante un solo dependiente, en una caja! ¡La de gente que es capaz de pasar a la vez por un angosto pasillo orlado de libros sin que se caiga ninguno! ¡La de gente que es capaz de aguantar un dependiente o dependienta, sin alterar el gesto! ¡La de tiempo que es capaz de estar alguien en un centro comercial! De algunos he pensado que me seguían... Y, sobre todo, la de gente que andamos gastando a lo loco y todos a la vez, el mismo día, a la misma hora. Yo acabo sudoroso, cansado, enfadado, impaciente, tenso.
Acabo de tomar la irrevocable decisión de que el año que viene organizamos "el amigo invisible", y me evito las tardes como la de hoy. Voy a cerrar los ojos en el sillón, a oscuras, escuchando un disco de clásica, a ver si borro las imágenes de mi cabeza.

Comentarios

  1. Cómo te entiendo! Yo soy como tú, que voy a esos lugares lo menos posible. Pero cuando es inevitable aguanto estoicamente y a la salida me voy a tomar un café y a relajarme un rato.

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