Fragmentos de vida evangélica

Creer de corazón y de palabra.

Creer con la cabeza y con las manos.

Negar que el dolor tenga la última palabra.

Arriesgarme a pensar

que no estamos definitivamente solos.

Saltar al vacío

en vida, de por vida,

y afrontar cada jornada

como si tú estuvieras.

Avanzar a través de la duda.

Atesorar, sin mérito ni garantía,

alguna certidumbre frágil.

Sonreír en la hora sombría

con la risa más lúcida que imaginarme pueda.

Porque el Amor habla a su modo,

bendiciendo a los malditos,

acariciando intocables

y desclavando de las cruces

a los bienaventurados

Comentarios

  1. ¡Genial y poética forma de recordarnos el día de la Exaltación de la Santa Cruz!
    ¡Enhorabuena!

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