Tarde de domingo. Tarde de familia

Hoy nos hemos reunido todos a comer en casa: mis hermanos y cuñadas, y mis sobrinas, salvo la mayor que andaba estudiando. De cuando en cuando organizamos, o surge -mejor dicho- sin mucha organización, un encuentro sin más razón que la de estar juntos y hacer familia. Bueno, y hacer el pollo frito al estilo de la abuela, al que este domingo le hemos dado nuevas alas con la albahaca. Cocina innovadora. La verdad es que me sale para chuparse los dedos. Y nosotros nos los chupamos; en familia no hay remilgos. Otras veces es el pollo guisado, o las papas con chocos, o la fuente de spaghetti, o los huevos fritos con morcilla... Yo disfruto acogiéndolos en casa.





























Pollo aparte, es ocasión de vernos, de compartir, de dialogar, de contarnos los últimos acontecimientos, de planificar próximos encuentros, y de disfrutar. Básicamente es ocasión de disfrutar del encuentro y del ser familia. Además, que para eso está el lavavajillas, para ayudar en estos encuentros a diez. Y lo que falte mañana se limpia, y en paz.

El próximo en quince días, aunque esta vez será ampliado hasta los dieciseis comensales seguramente, y comeremos fuera. Y es que se acostumbra uno fácilmente a lo bueno... a la comida, y a la familia. Ya se han ido. Ahora, a descansar, que mañana es lunes.

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