¿Hacia donde camina nuestro mundo?

Indudablemente caminamos de forma inexorable hacia una mayor deshumanización avalada por un sistema de producción y consumo que se enseñorea de la vida toda, para alcanzar el máximo beneficio de unos pocos a costa del hombre. Y si no lean solo alguna de las noticias que contiene hoy la prensa, y ante las que los pequeños y cotidianos problemas de los habitantes del primer mundo nos hacen palidecer. Solo cuando nos duela de verdad la pobreza del ser humano, de cualquier ser humano, empezaremos a caminar hacia nuestro propio ser. Entretanto tendremos que seguir aguantando politicastros como los que tenemos, preocupados solo de conseguir el lugar del poder para poder beneficiarse un poco mientras dure.
Urge regenerar la vida democrática y regenerar el tejido de la sociedad civil, pero urge sobre todo construir un estilo de vida austero y solidario, que haga posible la vida de todos. Y urge poner a los pobres, a los más necesitados como clave de las decisiones sociales, económicas y políticas
El País, aunque no es el único, nos informa de cómo en seis meses han aumentado los pobres en 44 millones, por la carestía de los alimentos. El Mundo nos recuerda que sólo en Cataluña han fallecido 17.000 personas esperando las ayudas de la Ley de Dependencia. o la unta de Andalucía que se gastará cuatro millones de euros dice el Diario de Sevilla para detectar estudiantes superdotados, cuando el colegio de mi barrio tiene unas carencias más que curiosas, solo para llegar a ser un sitio digno donde los niños y niñas de clase media o baja puedan solo estudiar lo normal.
Y mientras tanto, Berlusconi sigue gobernando, Camps sigue de candidato, los ERES de la Junta se ofertan al mejor postor, en mi ciudad se imponen candidatos venidos de fuera para la alcaldía porque la preocupación de los grandes partidos en esta ciudad y en general no es servir sino gobernar, que es muy distinto; las eléctricas siguen haciendo su agosto, las reformas laborales avanzan por el camino de atacar la dignidad de la persona violando el trabajo humano, los desempleados crecen y crecen, y los sindicatos se instalan en el posibilismo. Aquí no pasa nada...
Mirando a la Meca se avecina otro futuro. Los pobres tienen un límite. No deberíamos dejar las cosas como están, aunque solo fuese por miedo, o por prudencia, pero mejor que fuese por un sentimiento de compasión e indignación, para no quedarnos de nuevo en las cavernas.
En fin, concluyo, que voy a sumarme al apagón.

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