domingadas

Así como surgen dejo algunas reflexiones apresuradas sobre acontecimientos recientes, pasados y venideros.


Uno: hemos pasado las barreras del estado de derecho. Habíamos empezado a cortar los alambres con la desvergüenza de las entidades financieras que se enseñorean no solo del mercado, sino que hacen del mercado justificación suficiente de toda actitud y acción. La venganza ha vuelto a ser medio político incuestionado. Cuando en lugar de someter a Bin Laden a la justicia, se le ejecuta no se sirve a la justicia ni a la paz, no se sirve a la convivencia, ni a la política, ni al derecho.

Y qué pocas voces han surgido desde la derecha y la izquierda diciendo que esa barbaridad nos devuelve, casi, a la casilla de salida de la civilización. Me parece que salvo algunas voces de Iglesia, pocas más se han escuchado indignadas. Callar ante estas decisiones inaceptables traerá sus consecuencias. Las tiranías cambian de disfraz, pero siguen presentes en la vida. Y si todo se justifica, olvidamos el sentido profundo de la política. Los pecados se perdonan, pero los errores se pagan.


Dos: Otra cara de esa misma desvergüenza es lo que vamos a ir escuchando en la campaña electoral. ¿Qué diferencia a Rafael Correa que realiza una reforma del sistema judicial para acabar con la división constitucional de poderes, por la vía de la dictadura encubierta y el poder cada vez más personalista y absoluto, de las declaraciones que se escuchan en nuestro país acerca de las recientes sentencias del Supremo y del Constitucional -sin conocerlas, añado- poniendo en cuestión -de facto- esa misma división de poderes? Hay caminos que nunca deberían empezarse a recorrer, porque cuando se andan, no hay vuelta atrás, salvo que el suicidio colectivo sea la meta.


Tres: hemos constatado que la corrupción ya no se encuentra en la escala moral -no digo religiosa, hablo de valores- de la sociedad, y -ojalá me equivoque- volveremos a tener gobernantes sospechosos, imputados, condenados por corrupción. Creo que la mera sospecha debería hacernos pensar. Hace tiempo que en este país la política de los partidos se ha alejado del bien común. Meros comparsas en el gran Teatro de los Mercados. Zapatero se irá, pero Rajoy no será distinto, no nos equivoquemos.


Cuatro: En el fondo todo esto no deja de ser una cortina de humo para que nadie mueva un pelo ante este sistema social que deshumaniza la existencia, y condena a tantos seres humanos a la miseria cada vez más creciente. Deshumaniza tanto, que hemos perdido la capacidad de indignarnos, y termina dando igual ocho que ochenta, con tal que tengamos pan y circo. Pan cada vez menos...

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