Miedo a qué?


Miedo. Es lo que tienen que empezar a sentir muchos de los candidatos de los partidos con representación parlamentaria, o con concejales atornillados a las poltronas municipales, ante un movimiento que se les escapa y no controlan, como el que se está moviendo estos días en las acciones de Democracia Real Ya! No se explica si no, que las reacciones de los mismos empiecen a ser de comprensión, de acercamiento, de escucha.... aunque son tardías, y marcan sello de poca veracidad o excesiva conveniencia.

Miedo es lo que debe impulsar las descalificaciones como las que pronuncia Intereconomía y otros medios, absolutamente carentes de faltas de respeto para con las personas. Es un truco que a veces funciona, descalificar personalmente, por motivos ajenos a lo que se quiere descalificar. Suele utilizarse cuando no hay argumentos, y faltan razones.

La pregunta es ¿miedo a qué?

¿A que se avance en la configuración de un sistema democrático que genere vías de participación social sin confundir sociedad y estado, y sin eliminar aquella? ¿A que se regenere la vida democrática? ¿A que haya que repensar la función de los partidos y de los sindicatos desde otras claves?

¿A que la política vuelva a recuperar su finalidad de servir a la justicia y al bien común de las personas, de toda la persona, y de todas las personas?

¿A que la política, digna y necesaria, deje ser lugar de enriquecimiento personal de quienes ejercen sus funciones? ¿A que quienes ejercen funciones públicas y políticas deban ocuparse de problemas reales, y no de sus propios intereses partidarios?

¿A que se asuma la responsabilidad de los propios actos? ¿A que sea exigible la decencia pública? ¿A que se recuperen límites mortales del ejercicio de la política? ¿A que puedan existir listas abiertas en los procesos electorales?

¿A que la economía se sitúe al servicio de las personas? ¿A que puedan hacerse efectivos derechos como vivienda, trabajo decente, salario digno...? ¿A que se pueda vivir y avanzar y progresar sin necesidad de un sometimiento pleno a los dictados de especuladores financieros?

Que nadie se equivoque por ignorancia o malicia. Es verdad que el movimiento es heterogéneo y que no todas las propuestas tienen el mismo nivel de urgencia, de necesidad, de posibilidad... Pero escuchar es imprescindible, para poder percibir la racionalidad, y la razonabilidad de muchas de las propuestas, y asumir la necesidad y la posibilidad de las mismas. Sin otra motivación.

Avanzar en cualquier dirección que humanice la existencia es urgente e imprescindible. A lo mejor no se ve con claridad el final del camino, pero los primeros pasos son siempre necesarios, y la meta solo se vislumbra y se percibe con nitidez a medida que se avanza por él.

Indignarse es el primer paso. Generar compasión en su sentido más original, el siguiente. Ambos elementos son pies de la justicia y la humanidad.

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