18 años

Hoy hace dieciocho años de mi ordenación sacerdotal. Mucho tiempo, o poco, según se mire. Muchas dudas, muchas esperanzas y pocas certezas había entonces. Menos dudas, pero algunas siguen persistiendo. hoy; menos esperanzas, pero más Esperanza; menos ilusiones, pero honda ilusión; y tan pocas certezas como entonces, pero más arraigadas en la fe. Desde ahí y desde el camino recorrido haremos hoy nuestra oración de agradecimiento al Padre, por el don del Espíritu, por la fidelidad en que me mantiene a pesar de las dificultades, y por el camino recorrido.

Le daremos gracias por la serena certeza de la presencia de Dios en mi vida, por el seguimiento de Jesús, al que me llamó, por los medios en que me permitió crecer en la fe, especialmente la Acción Católica, y muy especialmente la HOAC, en la Iglesia. Agradecimiento sobre todo por los seglares que ha ido poniendo en mi vida para compartir con ellos la fe y la lucha por el Reino.

Quizá deba incluir en el agradecimiento al Señor, las dificultades, muchas provenientes de la misma Iglesia, porque ellas han ido aquilatando este ministerio. Son las dificultades que más costaba entonces asumir, y sigue costando hoy dolor asumirlas.

Le daremos gracias por los testigos que hubo y que hay. Por los sacerdotes de los que aprendí a serlo, y por los militantes cristianos que entonces y ahora me van mostrando el camino de encarnación en los pobres del mundo obrero.

Ha habido días luminosos y noches oscuras, los seguirá habiendo, de ambos, supongo. Que unas no me empañen los otros, pero que éstos no me cieguen cuando llegue la oscuridad.

Y volveremos a renovar la respuesta a esa llamada continua y cotidiana: Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad.

Comentarios

  1. Elevo mis pecadoras manos al cielo y pido para usted la bendición de Dios en todos y cada uno de los días de su existencia. Que su vida de entrega por el evangelio sea fructífera; ya sabe que será recompensado largamente.
    Un fraternal abrazo. ¡Felicidades!

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  2. No lo vi en su momento, por lo que llego tarde, pero aún así, felicidades aunque la enhorabuena por tu dedicación apostólica es para los que te conocemos.

    José Luis P.

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