Soñando la Iglesia


Abrir las puertas y ventanas
de esta Iglesia, tuya y nuestra,
es tan importante y necesario
como abrir los rincones de mis entrañas.

Yo sé que si no los oreo con frecuencia
pronto se convierten en estercolero
y en estancia poco apetecida para la presencia
aunque sean lugar  sagrado y de sueños.

Pero se ha convertido en tarea arriesgada
en estos tiempos locos y efímeros en la tierra,
pues hay quienes defienden sus puertas y ventanas
para que sigan cerradas contra viento y marea.

Hemos tergiversado tu mensaje;
cargamos fardos pesados a la gente,
nos gustan los premios y distinciones
y ocupar tribunas y lugares preferentes.

Y nos olvidamos que no somos jefes,
que Tú rompiste todas las murallas levantadas
al encarnarte en nuestra historia y plaza
sin miedo a perderte entre la pobre gente.

Nos dejamos llamar “señor” y “maestro”,
pensamos que somos algo más que hermanos
y consideramos un insulto, a ti y a nosotros,
que nos llamen sepulcros blanqueados...

Por eso seguimos soñando
una Iglesia diferente.

   
Florentino Ulibarri

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