Adviento
Si alguien nos despierta, si compromete y complica nuestra vida,
pero la llena de sentido...
es que Dios ya nos ha visitado.
Si alguien llama al corazón, al amor, a la generosidad, a la solidaridad...
no al miedo ni al temor...
es que Dios nos ha llamado.
Si alguien nos invita a ser felices y a hacer felices a los demás...
si habla el lenguaje de la confianza y de la paz...
es que Dios, ya llegó a nuestra vida.
Si somos capaces de liberarnos de cosas, de egoísmos;
y de entregar 1o mejor de nosotros mismos a los demás...
es que Dios nos salva y libera.
Si algo no nos aleja de los problemas de la gente,
sino que nos invita a estar como levadura, sal, luz...
es que Dios se mueve en esta historia.
Si nos invita a estar y a sentir con los más pobres,
a dar esperanza, vida y sentido...
es que el Adviento de Dios es tan real como que respiramos.
Si sentimos la necesidad de centrarnos en Jesús,
de seguirle y de anunciar su Buena Noticia...
es que su Reino está muy dentro de nosotros.
¡Gracias, Señor, porque todo esto, y más, es tu Adviento!
Hazme, Señor, instrumento en tus manos.
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