Dios se arremanga por nosotros y con nosotros

Dice mi Arzobispo que hay quien está interesado en vaciar de sentido religioso esta Navidad. Yo lo hubiera dicho seguramente con palabras distintas, o hubiera puesto otros acentos, pero diría y digo lo mismo. Dios nos estorba; pequeño o grande, recién nacido o muerto en la Cruz es un estorbo insoportable para muchos que si se pararan a mirar la ternura de Dios verían deshechos sus proyectos y planes, su estilo de vida. Y no quieren. Vino a su casa y los suyos no lo recibieron. Pero no es algo que  pasa solamente en Navidad. Dios estorba cada día a muchos empeñados en vivir sin Él, y en que no ocupe lugar en nuestra vida, en la de nadie. Incluso a veces parece que nos estorba a nosotros, los mismos cristianos.

Hace unos días, una amiga, maestra, pedía villancicos que poder enseñarle a los niños en su clase; eso sí, "que no hablaran de Dios". Estuve por contestarle, pero hay necedades que no merecen contestación. No las tienen. Solo pueden generar tristeza y compasión. ¡Como si pudiera haber Navidad sin Dios!

Mirar al niño sin casa en el portal, en la debilidad, y contemplarlo en silencio, deja oír el llanto de los débiles, de los ancianos de mi barrio, de los parados, de los trabajadores precarios, de los desahuciados de sus casas, de quienes han perdido sus negocios, de quienes no pueden conseguir satisfacer sus necesidades más humanas, de quienes no encuentran motivos para la esperanza y de quienes viven en soledad. Es ver la tristeza en la cara de muchos niños del barrio, y de sus padres y madres. Es palpar la sensación de que no hay vida, donde debería haberla. Donde es urgente que la haya.

Mirar y acercarse a ese Niño, con nuestras manos abiertas, pero muchas veces vacías, es hacernos pequeños y débiles, necesitados como Él; como tantos. Pues sólo eso nos permite recibirlo, acogerlo, tomarlo en brazos y acampar con Él. Nos invita a pasar la noche al raso, con él, porque somos su familia. Acercarnos a este Dios ternura y misericordia nos desarma, nos deja indefensos, como a Él, nos descoloca. Y nos recompone, nos resitúa en otro lugar desde el que la mirada nos descubre otros rostros y otra vida.

El Señor consuela a su pueblo. Dios desnuda su santo brazo, dice el profeta Isaías en una de las lecturas de esta solemnidad. Dios se arremanga, por nosotros, con nosotros, y se mete en nuestro tajo, nos pone faena. Eso es Navidad. Y su llegada es consuelo y esperanza. Vemos cara a cara a nuestro Dios, en la mirada tierna del niño. Y por eso cantamos a coro. Porque algo nuevo acaba de nacer entre las víctimas: una luz, una esperanza, un mañana, una Vida que se hace posible liberada de los amargos sinsentidos que cruzan la existencia. Una palabra nunca antes oída, que se hace carne de nuestra carne y acampa con nosotros, y nos hace nuevos a nosotros también. Hoy empieza, también, la novedad de nuestra vida. Llamados a encarnarnos, a hacernos de la misma carne de este Dios humanado. Dios insiste en seguir naciendo en nuestro mundo y nuestra vida.

Si es así, Jesús,
ven a nuestras casas esta Navidad,
ven a nuestra familia,
ven a nuestra ciudad,
ven a nuestra parroquia,
ven a nuestro grupo,
ven a nuestro mundo...
Y ven, antes que nada,
a nuestro pobre corazón.


Y entonces será, Feliz Navidad.


Comentarios

  1. Es verdad que a muchos les estorba Dios, y que cada vez son más los que esconden que lo conocen de alguna manera, porque eso cada vez está más "mal visto". ¿Un villancico que no hable de Dios? ¿Eso existe? Se supone que son las canciones que conmemoran su nacimiento... Creo que en los colegios se están confundiendo la tradición, la religión y otros aspectos culturales. Pero es lo que hay, y contra lo que tenemos que luchar cada día y hacer, con nuestra manera de comportarnos, con nuestra forma de ser con los demás, un claro ejemplo de que Dios, está entre nosotros quieran o no. Feliz Navidad

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  2. María José24/12/11, 18:04

    Una vez más, el Milagro de la espera se cumple. Comenzamos una etapa en el ciclo continuo de cada año. Y el Milagro se realiza en el testimonio, en el día a día, en el dejar patente que la Justicia, la Paz y el Amor es posible en nuestras vidas y que está al alcance de nuestras manos en las manitas suaves de un Niño, en su mirada tierna, en su sonrisa y en su llanto. Solamente tenemos que estar atentos para que no se nos escape tanta felicidad, mirando de frente las dificultades, pero teniendo claras las ideas. Muchas gracias por tu reflexión porque nos haces evidente que si somos capaces de descubrir en el otro a Jesús, estamos haciendo posible la única felicidad, la que nos llena y nos completa como personas.
    ¡¡Feliz Navidad!!... Y seguiremos cantando villancicos, celebrando su venida... Gracias.

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  3. Hola, Fernando, feliz Navidad desde Barcelona. Por pura casualidad descubrí tu blog y me encanta (y me he permitido enlazarlo con el mío). Me gusta la música, estoy en el equipo de Pastoral Obrera de la diócesis de Sant Feliu, y en ACO. Pues eso, gracias, por alegrarnos la vida!!
    Mercè

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  4. Bienvenida a tu casa Mercé. Bon Nadal

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  5. Hoy he entrado por primera vez en tu blog. Felicidades y Gracias.He encontrado en él un rinconcito para rezar. Para reencontrarme con Dios del que ando un poco despistada. De nuevo, gracias, y sobre todo este artículo me ha emocionado.
    Quizás tu blog sea una oportunidad que Dios me brinda de nuevo para reencontrarle.Siempre he creído porque así lo aprendí, que llegamos a Él a través de los demás.
    Un beso.
    Lucía

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    Respuestas
    1. Pues bienvenida Lucía. Me alegro de que te resulte útil. Este es un camino en el que no se peregrina solo. Hay otros pasos, otros compañeros de camino. Entre todos vamos haciendo nuestra ruta personal en comunidad.

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