Me carga cada vez más la manera prosaica de celebrar estas fiestas de diciembre y enero, entre otras cosas porque con la edad uno se vuelve más frugal, y me resulta imposible digerir la cantidad de comidas "obligadas" que se supone hemos de hacer con profusión pantagruélica de manjares, que nos llevan a repetir menú -comiendo de sobras- semanas y semanas, así que procuro ceñirme a lo esencial: Su contenido religioso, que es lo que yo celebro. Navidad, Santa María - Año Nuevo, Epifanía. No obstante, en esa celebración cabe también la reunión familiar, en Nochebuena, y la que nos congregará el día de Reyes a toda la familia. Son momentos de anclaje de las relaciones familiares que hay que vivir a lo largo de todo el año. Bien es verdad que en mi familia no necesitamos llegar a estas fechas, porque buscamos -con ocasión o sin ella- la forma de reunirnos periódicamente en torno a la mesa y a la larga sobremesa. Estos días traen también la ocasión para el encuentro sereno c...
Mi sabor se inclina más por el limón que por la nada. Vicente Amigo cuenta que quedó fascinado cuando vio tocar a Paco de Lucía en la tele, era aún un niño y supo qué quería ser. Si pusiéramos todo nuestro empeño en la meta, podríamos alcanzar grandes objetivos; si tuviéramos fe como un grano de mostaza...
ResponderEliminarPues con el título nada más, no sé que es lo que dice... ¿Limón de nata? ¿A la nata se le echa limón? ¿Se trata de un limón dulce? ¿Será una sensación agridulce? Cuando ya no he podido pensar más sobre el título la he escuchado a ver "qué me decía" y ni era una cosa ni la otra. Ha sido algo mágico.
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