Programa de Cuaresma
Cenar con los amigos, abrirles el corazón sin miedo,
lavarles los pies con mimo y respeto,
hacerse pan tierno compartido y vino nuevo bebido.
Empaparse de Dios,
e invitar a todos a hacer lo mismo.
Visitar a los enfermos, cuidar a ancianos y niños,
dar de comer a los hambrientos
y de beber a los sedientos;
liberar a presos y cautivos, vestir a los desnudos,
acoger a emigrantes y perdidos,
sepultar dignamente a los muertos.
No olvidarse de los vivos,
e invitar a todos a hacer lo mismo.
Enseñar al que no sabe,
dar buen consejo al que necesita,
corregir al que se equivoca, perdonar injurias y torpezas,
consolar al triste, tener paciencia con las flaquezas del prójimo.
Pedir a Dios por amigos y enemigos,
e invitar a todos a hacer lo mismo.
Trabajar por la justicia,
empeñarse en una paz duradera, decir “no” a las armas,
desvivirse en proyectos solidarios,
reducir nuestras cuentas y carteras,
superar las limosnas.
Amar hasta el extremo,
e invitar a todos a hacer lo mismo.
Un gesto solo, uno solo desborda tu amor,
que se nos ofrece como manantial de vida.
Si nos dejamos alcanzar y lavar, todos
quedamos limpios, como niños recién bañados,
para descansar en tu regazo.
¡Lávame, Señor! ¡Conviértenos, Señor!
Un bello programa de cuaresma. ¡Lávame, Señor, quedaré más blanco que la nieve!
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