Tarde de ceniza

Pensaba que esta tarde la única ceniza que habría sería la que pusiera sobre mi frente al celebrar el rito de inauguración de la Cuaresma. Quizá la de algún que otro cigarrillo, que la leve mejoría de la gripe, compañera de estos días atrás, me permitiera disfrutar. Andaba releyendo las lecturas de la Palabra de Dios que proclamaremos: el profeta Joel "convertíos a mí de todo corazón con ayuno, con llanto, con luto. Rasgad los corazones y no las vestiduras". El Evangelio que narra Marcos: "cuando hagas limosna, cuando reces, cuando ayunes..."
Entremezclo las lecturas con algún párrafo del Informe que Foessa ha publicado hoy sobre pobreza y exclusión. "La pobreza se ha hecho más intensa, más extensa, y más crónica".
Y, en esas, aparece Juan José. No tendrá más de cuarenta y pocos años. Hacía más de dos que no aparecía por aquí. Tuvieron que transplantarle un pulmón, que rechazó, y vive con una EPOC cada vez más asfixiante. Su vida transcurre de hospital en hospital y de calle en calle. No tiene vivienda, ni trabajo, ni familia. Recorre Sevilla y Córdoba entre hospitales, soportales callejeros en las noches, y alguna visita a parroquias en que le conocemos, para pedir una ayuda que le permita dormir en una pensión, en lugar de hacerlo en la calle. Con el frío y su enfermedad sería matarlo. 
No ha terminado de saludar, cuando llega otro hombre, de la parroquia vecina. Vivía en un piso de alquiler, pero lo perdió, hace tiempo, al quedarse sin trabajo. Le dirijo a su parroquia, y se marcha.
Juan José se ahoga a cada palabra. Me dice que si le puedo pagar la pensión. "Rasgad los corazones; convertíos al Señor". Charlamos un rato, le doy lo necesario para que pueda pasar la noche a cubierto. Se despide con un agradecido apretón de manos, y mucha tristeza en su mirada.
Saliendo se cruza con el otro hombre, que vuelve. -En la parroquia de al lado hoy no atienden. -Aquí tampoco está el grupo de Cáritas, le digo. -Aunque sea para comprar un bocadillo...
Le doy lo poco que me queda en el bolsillo.
Y la tarde se desvanece, se apaga y se apacigua.
Y vuelvo a leer a Joel: "Entre el atrio y el altar lloren los sacerdotes, ministros del Señor, y digan: -Perdona, Señor, a tu pueblo; no entregues tu heredad al oprobio..."
Y yo pienso que ya me he cubierto de ceniza.


Comentarios

  1. Preciosa manera de recibir tus cenizas. Creo que no hay mejor manera de convertirse y creer en el Evangelio.

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  2. que bueno eres!!! un santo varon vamos.
    No hay algun sitio donde poder mandarlo?? para que duerma, no digo un dia si no un tiempo. Quizas deberia de pensarse en algo, para estas personas que con la situacion que ahora mismo hay, puedan tener un techo donde dormir y sobrevivir, ya que se estan viendo sin vivienda y no tienen ingresos ecomicos, o los que tienen son minimos......

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