Me carga cada vez más la manera prosaica de celebrar estas fiestas de diciembre y enero, entre otras cosas porque con la edad uno se vuelve más frugal, y me resulta imposible digerir la cantidad de comidas "obligadas" que se supone hemos de hacer con profusión pantagruélica de manjares, que nos llevan a repetir menú -comiendo de sobras- semanas y semanas, así que procuro ceñirme a lo esencial: Su contenido religioso, que es lo que yo celebro. Navidad, Santa María - Año Nuevo, Epifanía. No obstante, en esa celebración cabe también la reunión familiar, en Nochebuena, y la que nos congregará el día de Reyes a toda la familia. Son momentos de anclaje de las relaciones familiares que hay que vivir a lo largo de todo el año. Bien es verdad que en mi familia no necesitamos llegar a estas fechas, porque buscamos -con ocasión o sin ella- la forma de reunirnos periódicamente en torno a la mesa y a la larga sobremesa. Estos días traen también la ocasión para el encuentro sereno c...
Yo prefiero tener alguien con quien hablar antes de tener muchísimas de estas cosas. Eso sí, si me quedo sin portátil, no podría hablar con vosotros...
ResponderEliminarEs verdad que nos estamos acostumbrando a comprar mil cosas que en realidad no nos hacen falta. Se puede ser feliz con muy poco material. Lo importante es tener alguien a quien amar, con quien compartir tus cosas...
Me suena a una vieja canción de mi lejana infancia: todos queremos más. Ahora he dejado de tener tanto interés por las cosas materiales: hoy estoy gozando enormemente con el inicio de recuperación de mi hijo Carlos y con una fotografía que me ha enviado mi nuera de mi segundo nieto, Alejandro. Para colmo, esta tarde vienen a merendar a casa. ¡Quién da más!
ResponderEliminar