Harto ya de estar harto, ya me cansé

¡Qué bien me viene la copla de Serrat! Cada vez más harto. Tengo que reconocerlo, la edad te ayuda a relativizar muchas cosas que descubres que no son fundamentales en la vida, pero te asienta otras intolerancias cada vez más acendradas. Y eso le pasa a todo quisque, a ver si ahora me van a decir puristas de la “izquierda de plástico” que ellos son almas puras y avanzan rectilíneamente en tolerancia sublime. No puedo con los estúpidos, y me los encuentro a diario. El concepto se me queda corto; hay que adobarlo con algo de necedad y salpimentarlo con cretinismo, y aún así, me faltan matices.

Las redes del ciberespacio tienen eso, la fulgurante inmediatez hace que las cagadas proliferen. Y cada vez las aguanto menos. Y, por supuesto, ídem a los “caganets”. Me los encuentro no solo en las redes, sino en el trabajo, en la vida cotidiana, en el barrio, incluso se acercan de vez en cuando por la parroquia. Son los “opinadores profesionales, los pontificadores de la vaciedad, los superficiales del twit o el post, los proclamadores de la nada”; son los que se creen que por hacer ruido con la boca eso supone tener razón, o siquiera tener una opinión digna de ser escuchada.

Los hay de muchas clases, los hay especializados en muchos temas. Tienen en común más de un rasgo genético: la superficialidad, el “cascarismo” la desinformación, el narcisismo... La convicción de que –estando encantados de conocerse a sí mismos- pueden soltar lo que sea, de lo que y de quien sea, y cuando sea, y creen que los demás tenemos que prestar oídos a lo suyo. ¡Como es gratis!

Los hay políticos sin política, creyentes sin fe ni iglesia – o a su medida-; los hay surferos del sol que más calienta, los hay emboscados en el anonimato, o simplemente expertos en la huída rápida; los hay –estos son legión- lanzadores de piedra con mano escondida. Los hay propietarios de objetivos y dianas. Los hay en gobiernos, asociaciones, grupos, familias, iglesias, y colas de parada de autobús; los hay en lo sagrado y lo profano. Los hay de lágrima fácil y corazón de piedra. Los hay… hasta ocultar el sol.

Es bueno despojarse de la estupidez que nos rodea y de los estúpidos que usurpan el aire que respiramos. Yo creo que habría que dejarles a ellos solos todo el espacio. A lo mejor perecían en una intoxicación epidémica de estupidez. Y retirarnos a lo distante.

Yo voy a empezar a hacerlo, descaradamente. Voy a empezar a identificarlos, a decírselo en su cara, a señalarlos públicamente, a delatarlos, a someterlos a su deleite: la exposición pública. Voy a hacerles saber lo que opino de ellos ¡como es gratis!

Y así, a ver si se pasa el calor de otra manera.



Comentarios

  1. ¡Magnífico, Fernando, me sumo!

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  2. Vaya...¡¡Como afectan los calores...!
    En fin,es verdad que siempre hay quien sabe...hasta de lo que no sabe, pero eso va a seguir siempre asi, porque nadie quiere reconocer que hay cosas de las que no entiende. Yo no tengo problema: no entiendo de futbol, ni de deportes, politica, cine, coches, motos... y mil temas mas. Y de lo poco que entiendo, se me olvida todo y estoy siempre en continuo aprendizaje.
    Espero que te vaya bien en tu mision, porque va a ser un trabajo muy duro.
    (Perdona que no ponga ni un solo acento pero el ordenador se ha debido contagiar de estupidez y no me deja ponerlos...)

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