Gratuidad en clausura

Los lunes, por aquello de mis viajes y trabajos, y porque habitualmente se reserva ese día para las reuniones arciprestales, no suele haber actividad parroquial programada, lo que, cuando llega el final del curso, permite contar con una tarde de relax para estudiar, leer, poner papeles al día o, simplemente, darle otro ritmo a las sendas secundarias de la vida, como cambiar la ropa de camilla de invierno a la de verano, y poner la oportuna lavadora. Hacer ese tipo de tareas sin una finalidad 'productiva', sin una necesidad inmediata, abre la puerta a lo gratuito en la vida. A ese hacer cosas que tienen un valor, pero que salen de los circuitos de urgencias, trabajos, y actividades que necesariamente 'hay que hacer'. Hacen falta esos espacios en la vida

El tiempo adquiere otra dimensión, las lecturas se saborean de otra manera, se valora lo que se hace por lo que es en sí, no por lo que reportará de utilidad. Se valora el simple hecho de poder hacerlo, de hacerlo porque sí. Podría no hacerlo, y eso es lo que le da valor.

La gratuidad de esos momentos, de todos modos, es un don que, en esta ciudad y en esta época, ha de vivirse en clausura. Oscurecido el ambiente hasta el límite que posibilite la visión porque la oscuridad trae frescor, escondido de los más de cuarenta y dos grados que caen a plomo en la calle y en la casa. Oculto con los líquidos, como el mirlo que desparece del jardín y se oculta entre las ramas más sombrías, esperando el anochecer que refresque algo el aire.

Ha llegado el verano. Otro clima, otro ritmo más pausado, otras tareas, otros horizontes, y alguna que otra tarde de gratuidades en clausura.

Comentarios

  1. La clausura, como la soltería, la soledad, el aislamiento... cuando lo que se hace es una opción elegida, se lleva muy bien, los problemas comienzan cuando lo que hacemos lo marca una norma que no hemos dictado, sino que se nos ha impuesto. ¡Feliz y fresca clausura.

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  2. Lo tuyo con la lavadora es obsesión...jajajaja
    Estas tardes de clausura, las tenemos todos llegado el verano, porque cuesta salir a pasear, comprar,... con 43º de media. Unos, los más afortunados para mí que duermo poco, aprovechan para echarse una buena siesta que los hace reponer las energias, otros optamos por escuchar música, leer, escribir en el muro o en el blog de algún amigo...
    Claro que, siempre es mejor chapotear en una piscina, estar en el cine fresquitos o compartir esa clausura con algún amigo.
    Feliz verano

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