La comunidad es otra cosa


Los periódicos vienen salpicados de noticias que ponen de manifiesto que hemos creado otros lazos que nos unen. No son los lazos de la solidaridad, del servicio, de la fraternidad, del Amor. No son los lazos de la humanidad o la compasión, no. Ni siquiera son intereses compartidos. Hemos creado otros lazos basados en el mal de mucho consuelo de tontos, o en todos contra todos; o en que mientras repartamos…

Hemos creado simplemente los lazos del yo también, o el tú más: que aquel se ha llevado el dinero a casa, yo, si puedo más; que aquel fulanito de tal partido es un corrupto, yo ¿por qué no?; que aquí hay una posibilidad de lucrarme a cuenta de la pólvora del rey, pues voy y justifico lo injustificable hasta convertir en normal lo inmoral; que usted miente, yo más; que usted se gasta el dinero de todos en sus beneficiar a sus amigos, yo lo haré con los míos, en cuanto pueda. Los gobiernos mienten, los ricos roban, los que debían defender al pobre se alían con el poderoso, y los pobres solo desean llegar a ocupar el lugar de ricos y poderosos para vivir la dulce venganza de poder hacer ellos también lo mismo.

Nos hemos creído lo de la fábula de las abejas; eso de que cuando cada uno va a su propio interés y capricho, todo funciona, como en la colmena, bien para todos. Pero somos incapaces de abrir los ojos y darnos cuenta de la mentira. No funciona; para todos no. Y si no funciona para todos, especialmente para los más pobres, no funciona, no es humano. Y, si no es humano, nunca puede ser divino. Eso no es comunidad.

La comunidad es la forma del ser humano. Y la comunidad solo nace del Amor. Y el amor solo se expresa y traduce en servicio dispuesto a dar la propia vida para que otros tengan vida. Y solo surge cuando estamos dispuestos a recibir y vivir agradecidos el amor de Dios que nos crea. No podemos ser más que lo que somos: comunión de amor. Lo demás, lo contrario, simplemente nos deshumaniza.

La Trinidad es comunidad, es comunión, es amor, es servicio, a cuya imagen somos creados, para que el Reino y su justicia crezcan en la vida humana. Ese es el designio de Dios, y esa es la única manera que tenemos de ser nosotros mismos. Solo en cuanto imagen de Dios nos vamos haciendo humanos. Y solo por ese camino tenemos salida y futuro.

La fiesta de la Trinidad es la fiesta de la comunión: la del amor y el servicio. Una fiesta que no se puede celebrar desde el poder, desde el dominio –de cualquier clase- o la imposición. Una fiesta del abajamiento para crecer en el amor. Es la fiesta de la esperanza en que, al fin, el amor es más fuerte que la muerte, y podemos fiarnos del amor de Dios, que se hace amor a todos a través de nosotros.

Comentarios

  1. Subscribo cuanto dice: no es igual para todos; luego no es humano, no es comunitario y mucho menos divino.

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