No nos gusta hablar de conversión. Casi instintivamente pensamos en algo triste, penoso, muy unido a la penitencia, la mortificación y el ascetismo. Un esfuerzo casi imposible para el que no nos sentimos ya con humor ni con fuerzas. Sin embargo, si nos detenemos ante el mensaje de Jesús, escuchamos, antes que nada, una llamada alentadora para cambiar nuestro corazón y aprender a vivir de una manera más humana, porque Dios está cerca y quiere sanar nuestra vida. La conversión de la que habla Jesús no es algo forzado. Es un cambio que va creciendo en nosotros a medida que vamos cayendo en la cuenta de que Dios es alguien que quiere hacer nuestra vida más humana y feliz. Porque convertirse no es, antes que nada, intentar hacerlo todo mejor, sino sabernos encontrar por ese Dios que nos quiere mejores y más humanos. No se trata solo de “hacerse buena persona”, sino de volver a aquel que es bueno con nosotros. Por eso, la conversión no es algo triste, sino el descubrimiento de la verdadera a...
Hoy llego más tarde que nunca. Me gusta irme a la cama ligero de equipaje, sin tareas por realizar. Últimamente acabo con esta página musical, pero una avería me ha retrasado y el calor y el sudor se ocupará del resto de la noche, para mi desgracia. ¡Felices y reparadores sueños.
ResponderEliminarcompartimos avería, sudor y calor. El antivirus se había muerto y he tenido que desinstalarlo y volverlo a instalar, antes de aparecer por aquí. Buenas noches. Intentaremos descansar pese a este horrendo calor
EliminarDesde luego... os ahogáis en un vaso de agua... ¡¡¡A la ducha!!
EliminarHacía tiempo que no escuchaba nada de Manolo. Quizás esta tarde cuando llegue de toooodo lo que me toca hacer hoy, escuche de nuevo sus canciones. Gracias por recordármelo. Feliz día
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