Y DESAPARECIÓ LA TRABA DE SU LENGUA


Tendríamos que recurrir para alabarte
a palabras vivas como el agua de los manantiales,
a palabras penetrantes como el silencio del desierto,
a palabras alegres como el susurro de la brisa,
y que los mismos sordos pudiesen escuchar.

Tendríamos que recurrir para cantarte
a palabras firmes como las montañas,
a palabras versátiles como las nubes,
a palabras sonoras como la vida misma,
y que nadie pudiese olvidar.

Tendríamos que recurrir para rezarte
a palabras ingenuas como las de un niño,
a palabras tiernas como las nanas de una madre,
a palabras incómodas como confesiones de enamorados,
y que sólo fuesen un eco de tu voz.

Tendríamos que recurrir para celebrarte
a palabras sangrantes como el grito de los pobres,
a palabras impertinentes de talla profética,
a palabras cálidas de conciencia fraterna,
y que transformasen el mundo.

Tendríamos que recurrir para gritarte
a palabras de rabia cinceladas en roca,
a palabras claras como consignas de manifestaciones,
a palabras silenciosas de pueblo oprimido,
y cuyo clamor llegase hasta ti.

Tendríamos que recurrir para bendecirte
a palabras engendradas en nuestros vientres yermos,
a palabras nacidas de nuestros corazones rotos,
a palabras acunadas en regazos humanos,
y que Tú pudieses pronunciar.

Pero a esas palabras, después,
tendríamos que acrisolarlas,
quitarles su escoria y presunción,
para que pudieran deleitar tus oídos
con su sencillez, ternura y pobreza.
Tendríamos que limarlas
para que no raspasen nuestros labios
ni convirtieran nuestra boca
en cueva de bandidos.

Oh Dios de charlatanes y de mudos,
de ancianos y de niños,
de vírgenes y de madres,
de profetas y de escépticos:
Tú que eres el innombrable,
Tú que existes desde siempre,
Dios de palabras y de silencios,
¿por qué quieres que tu nombre
sea proclamado y dicho en términos humanos?

Florentino Ulibarri

Comentarios

  1. ¡Oh, Dios! Tendría yo que recurrir al diccionario para recolectar aquellas palabras que cuadren con las acciones que deseo, pero tú que lees en el corazón, ponle palabras a lo que en mí sólo es silencio.

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