Redes fofas

Cada mañana antes de abordar las tareas concretas, dedico unos breves minutos a repasar por encima las actualizaciones del facebook y a comprobar los correos electrónicos recibidos. Hay que estar enterado de lo que te dicen, o de lo que dicen de ti, o de lo que van diciendo quienes no se callan ni debajo de agua. Porque ya lo decía mi abuelo: “que hablen de uno aunque sea mal”. La verdad es que yo prefiero que hablen con uno a que hablen de uno; suele ser más enriquecedor y profundo. Y sobre todo, suele ser más humano. Pero no nos desviemos.

Digo que, en ese paseo matinal, uno repasa lo que los “amigos” valoran, les gusta, cuelgan en sus muros… Hay, como en botica, medicinas probadas: reflexiones sesudas, noticias fidedignas, conexiones con la realidad de la vida de las personas; hay debates –a veces exceso de debates de todo y por todo- muchas veces, creo, porque a lo mejor no hay otra capacidad de diálogo interpersonal.

Hay algún escape necesario y bienvenido: el chiste, la foto, el comentario que se entiende en el íntimo grupo de los más cercanos… hay algo también de exhibicionismo y de satisfacción. Pero lo que abunda sobremanera, y lo que cada vez soporto menos, es la filosofía –no ya líquida, como diría Bauman- sino fofa.

Y hay mucho placebo, mucha “red fofa”. Esas fotos merengosas, acarameladas hasta salirse de lo real, esas frases dulzonas, esos consejos etéreos, esas lacrimosas propuestas de solidaridad gaseosa, esas reflexiones que tras veinte líneas no han dicho absolutamente nada, pero no hacen más que manejar conceptos como: amistad, felicidad, fortaleza, esperanza, amor, y tantos otros de un modo que terminan perdiendo todo –absolutamente todo- su sentido. Esas páginas que te invitan a descubrir que todo es positivo, que no hay nada negativo salvo lo que uno deja que lo sea, que solo depende de tu fuerza interior, que es mejor perder gente por el camino que sufrir su “sinceridad”. En fin; un sinfín de memeces absurdas, falsas, pero sobre todo vacías, que terminan por constituir una filosofía alejada del hondón de la humanidad, absolutamente individualista y descomprometida, merengosa, que nos hace creer que todo es de color celeste y turquesa, y que la fealdad, la miseria, los problemas, la injusticia, son inventos de quienes no sabemos ser felices y no dejamos serlo a los demás. Y, sobre todo, que te hace creer que, alguien a quien no has visto en persona jamás, con quien no has comido nunca, que no ha compartido contigo un minuto de vida, cuyos intereses desconoces, que simplemente se ha sentido sintonizado con algún contenido tuyo, en un momento concreto, es tu amigo del alma.

Eso es el caldo de cultivo del hago lo que me gusta -y el gusto varía en cada momento, en función del estado de ánimo- no lo que tengo que hacer; te quiero por lo que me aportas y saco de ti, no por quien eres, y por eso te dejo cuando me convenga; no me implico vitalmente en nada, y paso por la superficialidad de la vida, sin tocar sus entrañas. Y (creo que) soy feliz. Es el caldo de cultivo de un individualismo que termina alejándonos de la vida real, y que, sobre todo, nos termina deshumanizando, porque termina cegándonos para ver a los demás.

En el fondo es el mundo de la ausencia de discernimiento, del todo vale, porque discernir exige un esfuerzo de honestidad con la propia vida, con la realidad, que no siempre soportamos. Creo que las redes tienen valor cuando son comunicación y expresión de la vida real, y nos ayudan a humanizarla cada día, tejiendo realmente lazos interpersonales profundos y vitales. Nunca cuando la sustituyen, o la tergiversan, quedándose solo con una parte de ella.

Comentarios

  1. Espero que esto no tenga nada que ver con tener o no un color favorito...
    Todos hacemos lo mismo cada mañana, miramos los muros de nuestros amigos y comentamos aquello que nos llama la atención, que nos gusta o que simplemente, nos hace gracia. Hay multitud de páginas y cada uno se siente identificado con aquellas que tienen que ver con su trabajo, con sus intereses, con su forma de ver las cosas o simplemente, con sus gustos. E incluso dentro de esas mismas páginas, no siempre encuentras cosas que te gustan. Yo tengo páginas como favoritas y de 50 entradas, lo mismo sólo me gusta una, pero hay gente a la que le gustan las demás... Para gustos, los colores. A mi no siempre me gusta lo que veo en otros muros, pero cuando esto ocurre, opto por no comentar nada o dar mi opinión sobre el tema (depende de lo inspirada que esté ese día). Con mis amigos es un poco diferente, porque las bromas casi siempre forman parte de mis comentarios y sé que no hay problema con lo que ponga porque me conocen y saben que nunca pondría nada de mala manera.
    No te tomes así las cosas Fernando, cada uno piensa diferente a los demás y eso al fin y al cabo hace que haya variedad de opiniones.
    Un beso

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    Respuestas
    1. Pues por eso, como para gustos los colores (favoritos) yo digo lo que me gusta y digo lo que no, pero digo, además, por qué no. Dejar que todo valga igual -lo que no es real- es terminar llenando de basura los rincones. Y estar en desacuerdo con cosas, no es ser intolerante, ni estar enfadado. Cada uno se puede identificar con lo que quiera, pero "lo fofo" que no aporta nada más que vacío termina por hacer que nos autoengañemos.Y vivir en el engaño no es vivir. Con la edad debemos ir seleccionando mejor lo que ingerimos.

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    2. Se me olvidaba el beso. Un beso

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    3. Bueno, lo que queda claro es que algo de lo que has leido hoy en alguna parte, no te ha gustado.
      A mi también se me olvidó algo: Lo que decía tu abuelo,no te sirve. No creo que haya nadie que pueda hablar mal de ti.
      Otro beso

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  2. Algo de morboso tiene leerte y aceptar los tirones de orejas que de cuando en cuando te salen del alma. Has hecho un magnífico análisis de las redes sociales y de los pecadillos de los que a veces me acuso. A mi edad no todo me interesa, pero me interesan las personas que como tú meten en dedo en la llaga, no para creer, sino para demostrarnos a los demás si verdaderamente creemos o no. No paso por la redes polemizando ni enfrentándome, sino que selecciono los frutos que me gustan y dejo los inmaduros o los podridos; posiblemente si tuviera tus años y tu carácter no me importaría llamar siempre a las cosas por su nombre en lugar de salir por la puerta trasera sin despedirme. No me interesa convencer a muchos de lo que digo, sino estar convencido de ello. Y finalmente, te admiro porque eres como eres y porque tienes las cosas tan claras, también dentro de tu credo.
    Un abrazo

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  3. ¡Vaya! se me ha borrado la respuesta antes de publicarla. Venía a decir básicamente que yo no intento convencer a nadie, pero creo que debo decir lo que veo. Es un servicio a la propia honestidad y una -posible- ayuda a otros. Y que cada vez tengo menos cosas claras, pero las pocas que tengo, las tengo y suelo mantenerme en ellas. Un abrazo

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  4. En definitiva lo que quiero decir es que quienes creemos en otro mundo posible, hemos de irlo alumbrando también en las redes sociales con nuestras publicaciones y comentarios. Entre chiste y chiste.

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  5. Me gustaría poder compartirlo en mi muro del FACE, me ha gustado mucho y estoy de acuerdo, vamos que muchas cosas de las que pones las pienso igual.

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