Camino de tolerancia y radicalidad

Para orar con el Evangelio del domingo 26 B del tiempo ordinario.

Vamos a compartir
los abrazos y besos que surgen en este instante,
los gozos tenidos en el camino,
esta naturaleza libre y exuberante
y los latidos de nuestro corazón herido.

Vamos a compartir
lo poco que vamos comprendiendo,
la exigua luz que nos alcanza y no retenemos,
los intentos fallidos por salir del laberinto
y los miedos acumulados de todos los tiempos.

Vamos a compartir
los borradores de nuestros proyectos no hechos,
el clamor de los gritos y del silencio,
los balbuceos y suspiros más íntimos
y los sudores de nuestro cuerpo.

Vamos a compartir
la palabra que nos nace de las entrañas,
la que nos llega de arriba como escarcha,
la que nos surge de manantiales inciertos
y la que nos alcanza y puja por ser derramada.

Vamos a compartir
la tolerancia y la radicalidad
de tu evangelio y propuesta
olvidándonos de nuestros dogmas
para entrar en tu casa solariega.

Vamos a compartir
el tiempo de los poemas y de las canciones,
de la danza y de la palabra sagrada;
la sabiduría de los años acumulados
y las yemas que nos quedan de la infancia.

Vamos a compartir
las enseñanzas del espacio fraterno,
el calor de un hogar fecundo,
las redes de nuestro trabajo en equipo
y las madejas de todos nuestros sueños.

Vamos a compartir
lo que parecen locas intuiciones,
nuestras pocas e inseguras verdades,
las sendas y caídas al origen
y las cabañas que nos protegen.

Nunca compartamos
últimas y definitivas palabras,
atisbos de superior sabiduría,
argumentos sin experiencia,
sentar cátedra o verdades absolutas;
solo la penumbra de la fe y de la ciencia,
de la caridad y de la esperanza,
de la pobreza y de la gracia
del gozo y la risa humana.

Y así, Señor, somos y nos vamos haciendo
hijos, hermanos, Iglesia,
compartiéndonos.


Florentino Ulibarri

Comentarios

  1. Quien no se parte y reparte no es seguidor del Maestro.

    ResponderEliminar
  2. Quien no tiene el nosotros en su boca y en su mente se hace una persona triste porque no comparte, no hace cosas teniendo en cuenta al otro. Nos hacemos más humanos en la medida en la que somos capaces de compartir y darnos, tal y como Jesús se dio y se nos da a cada instante de nuestras vidas.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

No tengo fuerzas para rendirme

Feliz año nuevo, en pijama