Declaración de Honduras

Al término de del XI Simposio CELAM-UNIAPAC, celebrado los días 19 al 21 de septiembre, en Tegucigalpa, Honduras, los participantes emitieron una declaración.


Al simposio (ver: http://www.zenit.org/article-42998?l=spanish), asistieron 101 personas, de las que 84 fueron empresarios, y el resto obispos y sacerdotes. Participaron representantes de catorce países.

Al término de su encuentro, los asistentes emitieron la siguiente declaración.

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DECLARACIÓN DE HONDURAS

1. Convocados por el Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM) y la Unión Internacional Cristiana de Dirigentes de Empresa (UNIAPAC Latinoamericana), un grupo de obispos, sacerdotes y empresarios procedentes de Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, Estados Unidos, Guatemala, Guayana Francesa, Honduras, México, Paraguay, Perú,República Dominicana y Uruguay, nos reunimos en Valle de Ángeles, Tegucigalpa, Honduras, con el fin de establecer un diálogo que nos ayude a reflexionar en torno a la empresa como fuente de desarrollo y esperanza en el contexto actual de América Latina y El Caribe. Nos comprometemos a contribuir, desde el lugar que nos corresponde a cada quien en la sociedad, con propuestas que ayuden a la construcción de una sociedad más justa, más humana y más fraterna, y reafirmar los fundamentos que ayuden en la construcción de una economía al servicio de las personas, sobre todo de los más necesitados, con una opción preferencial por los más pobres y excluidos. (Declaración de Aparecida, 392)

2. Nuestro Encuentro se desarrolló en un ambiente de mutua confianza, lo cual facilitó un fecundo diálogo sobre las inquietudes de pastores y empresarios en torno a los nuevos signos de los tiempos, los desafíos económicos, políticos y sociales en la región, desde nuestras respectivas responsabilidades. Convencidos del amor que Dios nos tiene hemos compartido conferencias, reflexiones y testimonios inspirados en el Evangelio y en el Pensamiento Social Cristiano.

3. Partimos del análisis de los grandes retos que trae consigo la persistencia de la pobreza, el modelo de desarrollo económico actual y la complejidad de la globalización. Reconocemos, que como miembros de esta sociedad muchos hemos sido, quizás de manera inconsciente, los responsables de este modelo de desarrollo que ha dejado a más de la mitad de la población en la región en condiciones de pobreza, pobreza extrema y exclusión. Resaltamos aciertos de la globalización, pero cuestionamos el fenómeno de la concentración de la riqueza, los grandes monopolios públicos y privados, la creciente inequidad y la actitud de convertir el lucro en valor supremo. Observamos que en el modelo de desarrollo económico que trae consigo la globalización, muchos empresarios y dirigentes de empresa han luchado con valentía y a contracorriente.

4. El desarrollo humano, en su fuente y en su esencia, es una vocación, pues en los designios de Dios cada hombre está llamado a promover su progreso integral que supone la libertad responsable de la persona y de los pueblos. Ninguna estructura puede garantizar dicho desarrollo desde fuera y por encima de la responsabilidad humana.

5. Nos comprometemos a favorecer el progreso técnico, el espíritu de innovación, la creación y ampliación de nuevas empresas y fuentes de trabajo, la adaptación de los métodos productivos, el esfuerzo sostenido para la producción de bienes y servicios que satisfagan necesidades de la sociedad, la creación de valor agregado y la generación de resultados económicos que permitan la justa remuneración de todos los grupos de interés y la sustentabilidad económica de la empresa en el tiempo.

6. Para lograr esa sociedad que anhelamos, nos comprometemos a promover más empresas altamente productivas, plenamente humanas y socialmente responsables. Consideramos que la empresa es una comunidad de personas más que un simple medio para ganarse la vida o para mantener la legítima dignidad del propio estado. La independencia de la persona y de la propia familia. La empresa es una entidad clave en el desarrollo de la justicia social, más que la colaboración técnica y práctica del pensamiento, del capital y de las múltiples formas de trabajo que favorecen a la producción y al progreso.

7. Nuestro compromiso es por la persona concreta, los hombres y las mujeres de América Latina y del Caribe. Para lograr una sociedad más humana, más justa y más fraterna nos comprometemos por una economía al servicio de las personas. Una forma concreta para lograrlo será implementar nuestra visión de la responsabilidad social empresarial. Debemos atacar la pobreza desde donde estamos. En este esfuerzo los pastores acompañan a los empresarios para tener vía de acercamiento y aportar a la solución de la pobreza. Estamos convencidos de que la opción preferencial por los pobres es parte también de la propia vocación empresarial.

8. Pedimos a Dios nuestro Señor, a Nuestra Señora de Suyapa, Patrona de Honduras, a la Virgen de Guadalupe, Patrona de América, que nos acompañen en este camino de esperanza para la transformación de nuestra sociedad latinoamericana.

Valle de Ángeles, 21 de septiembre de 2012

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