No nos gusta hablar de conversión. Casi instintivamente pensamos en algo triste, penoso, muy unido a la penitencia, la mortificación y el ascetismo. Un esfuerzo casi imposible para el que no nos sentimos ya con humor ni con fuerzas. Sin embargo, si nos detenemos ante el mensaje de Jesús, escuchamos, antes que nada, una llamada alentadora para cambiar nuestro corazón y aprender a vivir de una manera más humana, porque Dios está cerca y quiere sanar nuestra vida. La conversión de la que habla Jesús no es algo forzado. Es un cambio que va creciendo en nosotros a medida que vamos cayendo en la cuenta de que Dios es alguien que quiere hacer nuestra vida más humana y feliz. Porque convertirse no es, antes que nada, intentar hacerlo todo mejor, sino sabernos encontrar por ese Dios que nos quiere mejores y más humanos. No se trata solo de “hacerse buena persona”, sino de volver a aquel que es bueno con nosotros. Por eso, la conversión no es algo triste, sino el descubrimiento de la verdadera a...
Esperaré, pero hoy no he tenido espera y he salido al encuentro de "El Peregrino". Desde Moscú, un abrazo fraterno.
ResponderEliminar¿Y cómo tan lejísimos? Por la razón que sea, que la disfrutes. Parece que la conexión te funciona mejor allí que en las playas
EliminarMi hijo Carlos trabaja en Moscú desde agosto de 2011, tiene un apartamento y sólo hemos tenido que pagar los pasajes, ese es el motivo de irnos a un destino tan lejano. Nos acompaña buen tiempo y lo pasamos bien. Aquí tenemos conexión ADSL.
EliminarPues felices vacaciones en Moscú. Allí tengo un amigo, creo que también Fernando lo conoce. A pasarlo genial y disfrutar de la familia
Eliminar