Necesitamos tu luz y tu perdón


Señor, Tú eres la Luz que cada día
quiere dar sentido a nuestro vivir,
en medio de tanta oscuridad.

Hoy, delante de tu mirada,
llena de misericordia,
queremos reconocer,
con sencillez, con humildad, y con dolor,
que muchas veces hemos apagado tu luz.

Hemos apagado tu luz al vivir
en el individualismo y la insolidaridad,
al pensar sólo en nosotros mismos
y en nuestros proyectos,
al entrar en las corrientes del
consumismo,
al hacernos esclavos del tener,
al considerar el dinero,
el bienestar o la seguridad,
como lo más importante de la vida.

Apagamos tu luz
cuando no transmitimos la fe
a los que nos rodean
porque pensamos que otras cosas
son más importantes;
cuando en el fondo creemos que la
felicidad
está en otros sitios fuera de ti;
apagamos tu luz por no hablar con
verdad,
por no vivir con autenticidad.

Hemos apagado tu luz
al olvidarnos de palabras
como "justicia" y "libertad";
al creer que nada podemos hacer
frente a las estructuras de nuestro mundo;
al renunciar a poner un granito de arena;
al no querer arriesgar nada nuestro.

Apagamos tu luz
cuando nos faltan razones profundas
para la esperanza y la alegría.

Y cuando nos encerramos
en nuestro vacío interior,
sordos a los gritos del hambre y del dolor,
preocupados de no perder nuestro
bienestar.

Apagamos tu luz
cuando nos evadimos del compromiso
y cuando creemos que el Evangelio
no tiene nada que decirnos.
Señor, una vez más,
necesitamos tu Luz y tu perdón.

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