Reconfigurar la vida


Reconfigurar la vida:
ponernos en tus manos humanas y divinas
o al alcance de tu brisa que va y viene
por esos lugares tan poco presentes
en los manuales y en los álbumes.

Reconfigurar la vida:
aceptar los golpes, marcas y heridas,
pero no arrugarse ni detener la historia;
vibrar menos sin perder la música
y mantener fresca la memoria.

Reconfigurar la vida:
descubrir y admirar tus surcos y huellas
en nuestra carne vieja y correosa;
abrirse a tus sugerencias
aunque no lleguemos a entenderlas.

Reconfigurar la vida:
jugar al juego que tú jugaste,
partiéndonos en tiras, esquejes o estrellas,
compartiéndonos con dignidad
y dándonos en fraternidad.

Reconfigurar la vida:
aceptar a tu Espíritu
como centro, eje y motor de ella;
poner todas las cruces bajo su sombra
y agarrarnos con fuerza a tus promesas.

Reconfigurar la vida:
subir al monte en tu compañía,
disfrutar sin miedo tu teofanía,
saber escuchar la buena noticia
y bajar transformados al camino de la historia.

Reconfigurar la vida:
descubrirnos como flor florecida
-hermosa, perfumada y distinta-;
acercarnos a los otros dignamente
y hacer un jardín para los caminantes.

Reconfigurar la vida:
vivir en el mundo
siendo flor en la tierra;
descubrir y admirar a las personas
y agradecer tu invitación y vida.

Florentino Ulibarri

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