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Feliz año nuevo, en pijama
Me carga cada vez más la manera prosaica de celebrar estas fiestas de diciembre y enero, entre otras cosas porque con la edad uno se vuelve más frugal, y me resulta imposible digerir la cantidad de comidas "obligadas" que se supone hemos de hacer con profusión pantagruélica de manjares, que nos llevan a repetir menú -comiendo de sobras- semanas y semanas, así que procuro ceñirme a lo esencial: Su contenido religioso, que es lo que yo celebro. Navidad, Santa María - Año Nuevo, Epifanía. No obstante, en esa celebración cabe también la reunión familiar, en Nochebuena, y la que nos congregará el día de Reyes a toda la familia. Son momentos de anclaje de las relaciones familiares que hay que vivir a lo largo de todo el año. Bien es verdad que en mi familia no necesitamos llegar a estas fechas, porque buscamos -con ocasión o sin ella- la forma de reunirnos periódicamente en torno a la mesa y a la larga sobremesa. Estos días traen también la ocasión para el encuentro sereno c...
No tengo fuerzas para rendirme
Cuenta un chascarrillo que circula por la red, que la diferencia entre la puerta de la consulta de un psicólogo y un psiquiatra, es que en la de aquel debe figurar un letrero que diga "Toque la puerta antes de entrar", y en la de éste uno que ponga: "Toque fondo antes de entrar". Cabe, a juzgar por la foto una tercera opción: la de carecer de fuerzas para reconocer la situación, por haber traspasado el fondo. Pero también se puede leer en clave positiva: Han llegado a ponernos tan al límite que la rendición no es una opción. Rendirnos sería negarnos a nosotros mismos, admitir que somos "recursos humanos", mercancía de intercambio; requeriría un esfuerzo de ir contra nosotros mismos tan antinatural, tan forzado, que no estamos dispuestos a realizar ese desperdicio inútil de la energía que nos queda; rendirnos supondría renunciar a los últimos resquicios de humanidad en los que podemos resguardarnos de la intemperie; rendirnos supondría reconocer la f...
Nada que temer: al otro lado de la muerte nos espera la Vida. ¡Feliz Triduo!
ResponderEliminarPodemos encontrar Vida en nuestras vidas, Felicidad y Paz porque nos enseñaste cómo: en el Amor a ti y a los demás. Sin embargo, ¿cuántas veces seguimos trayendo muerte en nuestro egoísmo y falta de amor? ¿cuántas veces seguimos crucificándote construyendo un mundo que es ajeno a ti y que nos destruye? Sigue, ¡Dios mío! curando nuestra ceguera, nuestra sordera. Ilumínanos y sé nuestro faro en el mar de los días. Que tu alegría y Amor se mueva como las arenas de las dunas en el desierto llenando todos los rincones, que nos llegue como las lluvias y el viento de estos días y que no abramos los paraguas para empaparnos de Ti y que el viento se lleve nuestras flaquezas en tu Alegría y Amor.
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