Un mandamiento nuevo os doy
Solo os pido que os améis;
no hacen falta otras leyes ni otros ritos:
que os améis unos a otros,
que multipliquéis los encuentros, las ternuras,
los abrazos y los besos.
Sólo quiero que os améis,
que pongáis en común lo que tenéis
y lo que sois;
que dialoguéis y os entendáis.
Solo quiero que os queráis.
Quiero, amigos míos, que os sirváis,
que os acompañéis
y os ayudéis a caminar;
que os perdonéis
y que no dejéis a nadie solo.
Daos el tiempo que haga falta,
regalaos mutuamente algún detalle,
cosas, gestos...
como signo de amistad y de presencia,
como yo hice con vosotros,
que lleve vuestra marca y vuestro espíritu;
daos unos a otros,
como un pequeño sacramento.
El amor es siempre gracia y presencia.
Ya sólo vale el amor,
pero con una condición,
una pequeña circunstancia
que debéis tener en cuenta:
que vuestro amor sea como el mío,
que os sirváis y os améis,
como yo lo hice con vosotros.
Y nada más..., ni nada menos.
Dame, Señor, un poco de levadura de ese amor, así podré ser pan candeal que se de por los otros.
ResponderEliminar