No nos gusta hablar de conversión. Casi instintivamente pensamos en algo triste, penoso, muy unido a la penitencia, la mortificación y el ascetismo. Un esfuerzo casi imposible para el que no nos sentimos ya con humor ni con fuerzas. Sin embargo, si nos detenemos ante el mensaje de Jesús, escuchamos, antes que nada, una llamada alentadora para cambiar nuestro corazón y aprender a vivir de una manera más humana, porque Dios está cerca y quiere sanar nuestra vida. La conversión de la que habla Jesús no es algo forzado. Es un cambio que va creciendo en nosotros a medida que vamos cayendo en la cuenta de que Dios es alguien que quiere hacer nuestra vida más humana y feliz. Porque convertirse no es, antes que nada, intentar hacerlo todo mejor, sino sabernos encontrar por ese Dios que nos quiere mejores y más humanos. No se trata solo de “hacerse buena persona”, sino de volver a aquel que es bueno con nosotros. Por eso, la conversión no es algo triste, sino el descubrimiento de la verdadera a...
Estoy en el escritorio, ante el ordenador disfrutando de la música con la que despedir al día, pero en breves minutos trataré de dormir hasta el alba. No soy muy amigo de las músicas fusión, pero confieso que este violín me suena muy flamenco. Un abrazo.
ResponderEliminarEs que eres un hombre de mente y oído abierto, no como alguna sosa que yo conozco...
EliminarYa estoy aqui... No me busques más...jajajaja
EliminarHan sido unos días de muchos preparativos: salida de la Virgen, Corpus, fiesta de Juan XXIII... A partir de mañana me tenéis de nuevo con vosotros.
Muuuuuchos besos (Bueno, a Fernando ya le di algunos ayer, así que esta vez le tocan más a Francisco)
No quiero privilegios, así que a partes iguales.
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